¿Sólo amigos?

Sería muy fácil bromear respecto a Daniel Radcliffe (no de forma grosera, sino como un amigo cercano), pero es hora de parar. Harry Potter ya es todo un joven adulto y, definitivamente, sabe actuar. Radcliffe lo hace muy bien en esta comedia romántica hipster. En ella, interpreta a un estudiante de medicina que se enamora de una bella chica (Zoe Kazan) durante una fiesta. Ambos coquetean a raíz de una serie de imanes en un refrigerador. Todo fluye correctamente hasta que ella –al último momento de la noche– decide decirle que tiene novio (mujeres…).

El resto del filme trata sobre un tipo que intenta salir de la –terrible– zona de amigos. Algo así como una versión moderna de When Harry Met Sally. Este par asiste a fiestas juntos, juegan tenis de mesa y coquetea sin remedio.

Para Radcliffe, esta es una gran oportunidad en su carrera. El papel es muy parecido a lo que Hugh Grant ha hecho durante toda su carrera, pero recordemos que Daniel no es un actor regular. Él creció siendo famoso y ahora tiene que actuar como un hombre normal, medianamente atractivo y 10 centímetros más bajo que el resto de las personas. Afortunadamente es muy bueno en ello, incluso hay una escena en la que parece que está a punto de perder a su chica y vemos el justo instante en el que se rompe su corazón. Hacia el final de la cinta, es imposible no estar de su lado y desearle un final feliz.