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Hay dos maneras de entender 'Straight outta compton'. La primera nos habla de la voluntad de acercar a una audiencia masiva la crónica de una de las formaciones seminales del incorrectísimo gangsta rap, NWA (siglas de Niggaz With Attitude), integrando el biopic musical en un escenario particularmente violento (el film abre con el asalto a la casa de un 'dealer': antes de las canciones, el conflicto). La segunda, sin embargo, reescribe la historia de sus protagonistas, sin disimular el carácter de biografía autorizada: los productores son los iconos del grupo, Dr. Dre y Ice Cube (encarnado en la ficción por su hijo), y la viuda del desaparecido Eazy-E. El director F. Gary Gray complace a la realeza del hip hop pintando un perfil favorecedor que interioriza mentiras y medias verdades, hasta el punto de convertir el historial de violencia machista de Dre en el de un perfecto caballero.