Ted

Ted es un oso de felpa adicto a la marihuana y a su mejor amigo, John, quien hace 27 años deseó que su juguete cobrara vida. Sin embargo, su amistad ha comenzado a afectar la relación amorosa con su novia (Mila Kunis). John, como es de esperarse, tendrá que elegir entre las dos personas que más quiere en este mundo.

La cinta está respaldada en una premisa tan simple (un cuento de hadas sumergido en el universo de Family Guy), que le faltan fundamentos para convertirse en una comedia sólida, y no en una película en la que lo más sustancial y memorable se puede ver en el trailer. Es una pena que el debut de Seth MacFarlane en la pantalla grande parezca un capítulo sobredesarrollado de American Dad! (o, mejor dicho, de todas sus series animadas): un bombardeo de cultura pop, referencias a los años ochenta, un sentido del humor ácido y un personaje principal políticamente incorrecto.

Hay momentos en que el director/productor/guionista/actor de voz nos recuerda por qué se ha convertido en uno de los referentes de la comedia de este siglo: su sentido del humor corrosivo tiene el ritmo adecuado para manternos expectantes y ansiosos del nuevo gag. En Ted no nos decepciona, e incluso logra que Wahlberg sea carismático y nos encariñemos con él.

El problema de la cinta no es su sentido del humor (fans de MacFarlane, no saldrán decepcionados), sino el guión que lo rodea y que no nos presenta nada nuevo, llegando a ser incluso perezoso y letárgico: imaginen ver una nueva secuela de The Hangover, una nueva obra de Judd Apatow… pero con un oso de peluche drogado. Eso es todo.