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Empecemos hablando del concepto 'high concept', el término con el que la industria del espectáculo define aquellas obras que tienen un planteamiento vistoso, y que pueden ser resumidas en una única frase-reclamo publicitario. Aunque la palabra suele señalar productos comerciales, el cine de autor tampoco se salta esta práctica, y 'The tribe' es un buen ejemplo. Hace dos años, Myroslav Slaboshpytskiy causó sensación con esta película hablada íntegramente en lenguaje de signos, sin ningún tipo de apoyo verbal, ni un triste subtítulo. La originalidad de la idea le abrió la puerta de los festivales, pero una vez superada la sorpresa, el film agota los cartuchos describiendo el sórdido microcosmos de una residencia para jóvenes sordomudos. Sin embargo, hay que reconocer que el director consigue orquestar algunas secuencias de impacto, donde sólo el espectador puede escuchar la violencia que muestran algunas de las imágenes.