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El océano Índico como devorador de barcos y posiblemente de hombres. Un sujeto lucha por sobrevivir en un bote salvavidas. Todo está perdido es la premisa.
En su segundo largometraje, John C. Chandor olvida los grandes elencos (Margin Call, 2011) y encuentra en el veterano Robert Redford al hombre-gesto que, con casi nulos diálogos, transmite un mar de emociones (nunca mejor dicho).
Los personajes que acompañan al “desconocido” –nunca se menciona su nombre– son el mar, el viento y las tormentas. El primero, siempre visto como una belleza encantadora pero temida, azul infinito. Los segundos, presentes de forma ejemplar a través del diseño de sonido, imprescindible para construir la tensión.
El filme, que estuvo presente en el Festival de Cannes 2013, se aleja de la fantasía vista en Life of Pi, y en su sencillez esquiva muchas de las tentaciones melodramáticas que la historia podría justificar, sin olvidar que cuando todo parece perdido, todavía se tiene a uno mismo.