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La nueva película de Susanne Bier, Todo lo que necesitas es amor, emergió del circuito de festivales con un aire de frescura. Probablemente es un poco boba y predecible, en definitiva se aleja del thriller pesimista con que la directora ganó el Oscar a Mejor cinta extranjera en 2011, En un mundo mejor, pero la directora danesa paulatinamente ha construido una sólida carrera.
Aunque de hecho es más un romance sentimental con algunos momentos chistosos, no dejes que la etiqueta de “comedia romántica” la opaque. Incluso si el escenario de una boda nos recuerda un poco a Mamma Mia! y la trama llena de coincidencias nos lleva descaradamente a un final feliz, la construcción de personajes adultos y complejos, que son el alma y corazón de este filme, lo elevan por sobre la típica comedia genérica de Kathryn Heigl.
El ambiente de la película se genera también gracias a los deslumbrantes paisajes y locaciones, pues la cinta, en su mayoría, cuenta con escenas levemente sobre expuestas y encuadres que parecen fotografías.
La actriz danesa Trine Dyrholm interpreta a Ida, una paciente que además de lidiar contra el cáncer, descubre que su esposo la engaña. En un intento por animarse, planea ir a Italia, donde su hija se casará. Sin embargo, al llegar al aeropuerto, Philip (Pierce Brosnan), padre del prometido de la novia, choca su automóvil con el de la protagonista. Es así como comienza un encuentro con el viudo, aún amargado por la pérdida de su esposa. La colisión de personalidades entre los dos personajes les servirá como una experiencia para aprender que, efectivamente, todo lo que se necesita es amor.