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Francis Ford y Sofia quizá son más famosos que Roman Coppola, aunque ha participado en varios proyectos con Wes Anderson como guionista o asistente de director. En su nueva cinta, La mente de Charles Swan III, su protagonista, un diseñador con un corazón roto interpretado por Charlie Sheen, trata de recuperar al amor de su vida, quien lo abandonó porque tenía sus fotos dentro de un cajón lleno de imágenes de sus exnovias.
Durante la primera escena, Coppola da indicios del carácter narrativo y visual de su película: un psicólogo explora la mente de Swan III, de la que explotan recortes de pinup girls y dibujos sugestivos en una especie de collage hormonal y artístico. Estos recortes sin orden y como mero vehículo estético, representan al guion de la película: un periódico mural construido a través de fragmentos oníricos (escenas del viejo oeste, alusiones a James Bond), en los que Charles Swan trata de analizar su vida de playboy mientras habla sobre sexo, mujeres, alcohol y deserciones filosóficas.
Esta premisa pudo ser mínimamente interesante si la persona que hubiera escrito el libreto se llamara Charlie Kauffman o Woody Allen (sobre todo los guiones de Eterno Resplandor... y Todo lo que quería saber sobre el sexo...). Coppola, además, retomó las ideas centrales de El show debe continuar y Ocho y medio (vaya, hasta Charlie Sheen utiliza unos lentes típicos de Marcello Mastroianni), para construir su película, pero sin un hilo conductor aparente. No se entiende la razón por la que Swan III está en un pequeño luto, ni tampoco el origen de estas fantasías de un Don Juan en plena rehabilitación, y mucho menos, la intervención de Jason Schwartzman con afro monumental ni tampoco de Bill Murray, cuyos consejos suenan un libro de superación personal comprado en un vagón del Metro.
La mente de Charles Swan III es un ejemplo más de que el cine no es un trabajo de relaciones públicas ni tampoco un video musical de hora y media, una pésima idea que Roman Coppola imprimió en cada fotograma de esta película que sin duda, es una de las grandes decepciones de este año.