Walesa, la esperanza de un pueblo

Tras 'El hombre de mármol' vino 'El hombre de hierro'. Desde los años 70, Andrzej Wajda ha alimentado la construcción de un patrón de las grandes leyendas proletarias de la Europa soviética, iconos con estatuas, bronces y laureles. Hace casi cuatro años del 'Carlos' de Olivier Assayas, obra maestra sobre la vida terrorista de Ilich Ramírez, retrato de un mercenario feroz, con el perfil narcisista de una estrella de rock pasada de vueltas. Ahora y aquí, Lech Walesa, Nobel de la Paz, adepto del catolicismo polaco de Wojtyla, nos es mostrado en el curso de una entrevista, acariciándose el ego, haciendo un ejercicio de vanidad. Esta es la parte interesante de la película, una gran declaración de intenciones. Lástima que luego no sepa ir más allá del clásico 'flashback' hagiográfico, rozando el enciclopedismo barato.