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Hay muchas razones por las que diremos que esta es una película importante. La principal es que recurre al imaginario de la DC Comics para reivindicar la figura de la mujer dentro del universo de los superhéroes, donde la cantidad de testosterona siempre ha resultado abrumadora. Los códigos del 'blockbuster' se ponen al servicio de un mensaje claramente feminista, hasta las últimas consecuencias.
Dos aspectos del proceso creativo avalan el mensaje. El primero, que eligieran a una mujer directora para que se pusiera al frente de una superproducción de estas características (casi un hito en la actualidad). El segundo, que apostaran por una actriz desconocida para dar vida al personaje principal.
Claro que, buenas intenciones aparte, todos estos esfuerzos habrían sido inútiles si hubieran acabado resultando en una cinta fallida. Pero 'Wonder Woman' es tan potente y vigorosa como su aguerrida protagonista. Tiene personalidad y es atrevida, elementos nada frecuentes en estos films que siempre se diseñan con tiralíneas. Mezcla los géneros como le da la gana, se divierte pasando de la trama de espías clásica al delirio 'kitsch', de la fantasía psicodélica a las aventuras mitológicas.
Tiene un punto anárquico de necesaria rebeldía, que le sienta de maravilla a la hora de mezclar los ingredientes de un cóctel tan enérgico como efervescente. La cineasta Patty Jenkins ha conseguido, junto a la actriz Gal Gadot, construir una película en la que laten la aventura, la épica y la fuerza, pero también el corazón y los sentimientos.