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El nuevo film de Richard Loncraine tiene mucho en común con 'La tribu' de Fernando Colomo. En los dos, el baile tiene una función liberadora de los sentimientos, ambos están basados en situaciones reales y cuentan la redención de un personaje ridículamente odioso, humanizado gracias al contacto con la sinceridad y la alegría de vivir. Los dos comparten también buenos actores. En el caso del film inglés, un sorprendente Timothy Spall y una simpática Celia Imre, aunque la película la roba íntegramente Imelda Staunton. Previsible, sin grandes giros en el guion, con momentos agradables y otros un poco azucarados, este festival de baile de la tercera edad es una de aquellas historias que se ven con agrado y se olvidan pronto. O no.