Basada en hechos reales

Veíamos la nueva película de Roman Polanski y de inmediato nos acordábamos de Ben Kingsley maniatado y con un parche de esparadrapo en la boca en la cabaña de 'La muerte y la doncella'. Hay algo que vuelve en el cine del director de 'La semilla del diablo', y es esa sensación de claustrofobia obsesiva empapada en sudor frío. Esta historia parece surgida de sus entrañas. Y sin embargo son muchos los factores que hacen que 'Basada en hechos reales' nos haga estallar el cerebro.

El guion, obra de arte de Olivier Assayas, adapta la novela que Delphine de Vigan escribió después de 'Nada se opone a la noche', que era un libro confesional que empezaba a cuchillo con el suicidio de la madre, ante la imagen de su cadáver azulado. El ejercicio de expiación fue tan enfermizo que, una vez acabado, lo que le salió de dentro fue un thriller de terror tipo Misery, muy Stephen King, en el que ella misma se ponía en peligro.

En eso estamos. 'Basada en hechos reales' va de una escritora deprimida y en bloqueo creativo, que una noche conoce a una mujer inquietante, con medias negras y tacón alto, que no quiere revelar su nombre pero que es persuasiva hasta decir basta. Y, como un vampiro que entra por la ventana al caer el sol, permite que se meta en su vida hasta hincarle el colmillo en el cuello. Emmanuelle Seigner y Eva Green, en este duelo de cuerpos, coronan la función.