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Christopher Nolan nos deslumbró con la capacidad inmersiva de su 'Dunkerque'. Pero si preferís las películas de la Segunda Guerra Mundial que tienen diálogo, un toque de sinuosidad y –es pedir demasiado?– alguna interpretación poderosa, el perfil del director Joe Wright del primer ministro Winston Churchill es la película de guerra ganadora. Wright ya pisó antes las playas francesas con 'Expiación', en 2007, capturando la evacuación británica y el caos que la rodeó en un legendario plano-secuencia de cinco minutos. 'El instante más oscuro' es una película de munición verbal, y su calibre es alto. Puede que al principio os escandalice, cuando se ve a un Gary Oldman enterrado bajo un kilo de prótesis facial, pero el personaje pronto satisfará las expectativas cuando lo encontréis agachado en el suelo persiguiendo a un gato escurridizo, o desayunando whisky y puros junto a su obediente secretaria Elizabeth (Lily James). El espectáculo es una maravilla, sobre todo por la profundización en un retrato espiritual del liderazgo de la guerra, con el ego, la duda y las exigencias de un momento terrible. A pesar de algún pequeño desliz, el film nos deja con un sentido vertiginosamente emocional de la historia. ¿Dónde están los Churchills de hoy? La película es una invitación a la grandeza. Ojalá alguien oiga la llamada.