Graduación

Haríamos cualquier cosa por nuestros hijos, ¿no es así? El director rumano Cristian Mungiu (4 meses, 3 semanas y 2 días) lo entiende y lo refleja en esta película. Pero con este duro y poderoso drama, él también hace la pregunta: ¿y si la quebrantada cultura social, política y judicial de nuestro alrededor nos permitiera literalmente hacer cualquier cosa por ellos sin ningún respeto por el bien o el mal?

El antihéroe de esta intensa, locuaz, ajetreada y completamente convincente obra moralista es Romeo Aldea (Adrian Titieni) y está lejos de ser un villano real, si es que lo fuera. Romeo es un médico local bien posicionado en una ciudad de Transilvania que está determinado a que su hija Eliza (Maria Dragus) tenga éxito en sus exámenes para que pueda estudiar en el "más civilizado" Reino Unido.

Romeo ha renunciado claramente a la idea de que Rumania sea parte del "mundo mejor" con el que sueña, y es cómplice silencioso en varios actos de corrupción locales, a veces, sin siquiera darse cuenta de ello. También tiene un romance con Sandra (Malina Manovici), una paciente 15 años menor que él quien tiene un niño pequeño. Cuando su hija es atacada en la víspera de sus exámenes, él está listo para actuar con el fin de obtener las calificaciones que ella necesita.

Mungiu no juzga explícitamente a Romeo; él simplemente presenta este resumen al exponer y quizás definir este capítulo de su vida con cautivador detalle. Deja claro que, aunque Romeo es un hombre de considerable influencia, capaz de andar de aquí para allá, se encuentra emocionalmente en el borde y puede desmoronarse en cualquier momento. Mungiu explora más lo que todo esto significa a través de un elemento de misterio en su historia. ¿Quién lanzó una piedra a la ventana del departamento de Romeo?, ¿quién dañó su limpiaparabrisas?, ¿quién rompió la ventana de su auto? ¿Estas agresiones están ligadas de algún modo al ataque (una tentativa de violación) a la hija de Romeo?

Graduación une una enorme cantidad de relatos en poco más de dos horas y en un lapso de tiempo de pocos días; combina la energía siempre en movimiento de los hermanos belgas Dardenne con el familiar misterio del cineasta austriaco Michael Haneke (El listón blanco y Caché). Ambas películas trataban en parte sobre la moralidad que inculcamos o no a nuestros hijos, y ése es el tema permanente en este filme. No es una película desesperanzadora, Mungiu incluso sugiere que una nueva generación podría corregir y hacer bien las cosas; sin embargo sí es una película honesta hasta la médula.