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No hay figura más arraigada en el imaginario norteamericano que la del ganador. El éxito, sin embargo, esconde otra cara: la del perdedor, contrapunto inevitable del sueño americano. 'La última Apuesta' se adentra en estas dos categorías, a través del viaje de dos jugadores. Curtis (Ryan Reynolds) tiene carisma y transmite seguridad. Gerry (Ben Mendelsohn) cree únicamente en la suerte y está atrapado en la apuesta como forma de vida. De colores excesivamente cálidos, como si llevaran un filtro de Instagram, lo más interesante no es saber quién gana, ni el retrato de unos Estados Unidos en la que todo gira en torno al negocio. Lo mejor son los momentos, crueles, en el que se intuye un hombre hundido en la adicción a las cartas, al juego y al dinero, otro elemento indiscutible para entender el relato americano.