Las apariencias engañan

La nueva película de Greg Mottola es una comedia de espías encubiertos, construida a base de obviedades, que parece no tener otra voluntad que la de hacer perder el tiempo del espectador. Tenemos a un matrimonio aburrido, Jeff y Karen, que viven en una casa con jardín en un barrio residencial, con todas las comodidades, y no pueden evitar envidiar a sus nuevos vecinos, Tom y Natalie. Desde lejos, son una pareja de anuncio: buen sexo, éxito profesional y visitas regulares al dentista. De cerca, todavía es peor. Él es un intrépido escritor de guías de viaje, y habla chino. Ella tiene una web de gastronomía y además salva huérfanos. Por supuesto, son agentes secretos. Antes de que la cosa se convierta en un desfile de carreras de moto y barbacoas, quizá pensaréis que la trama puede llegar a coger impulso. Pero no. Sólo hay dos momentos salvables: cuando llevan una serpiente cortada a lonchas para comer y cuando saltan de un balcón a una piscina, en plena fuga. Aparte de eso, no se deje el dinero.