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Por mucho que comenzara revelándose como un cineasta de conmovedora sinceridad, en la tradición de un cierto cine naturalista francés, Xavier Beauvois ha ido filmando con los años películas más y más conformistas y académicas, que culminaron en la dudosa 'De dioses y hombres'. Ahora, con 'Las guardianas', continúa por este camino, y transforma la novela de Ernest Pérochon en un melodrama rural solemne y grandilocuente. La historia de tres mujeres que, en plena Primera Guerra Mundial, se quedan trabajando en su granja mientras los hombres van a la guerra, se construye a base de imágenes a veces muy bellas, pero demasiado rígidas. Y el film solo respira a su aire cuando Beauvois filma el tiempo que pasa, allí donde el relato encuentra sus mejores momentos.