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Aunque se presente como si fuera una de las comedias sociales emotivas de Ken Loach, la historia que esconde 'Las invisibles' es más comprometida. Comenzó cuando la socióloga Claire Lajeunie escribió un libro sobre su experiencia trabajando con indigentes y tentó al director, Louis-Julien Petit, para que se apuntara a hacer de voluntario en un centro de día. Así nace una comedia en torno a la imagen del combatiente moderno, de aquel que resiste desde los márgenes, fuera del amparo de las leyes y las prestaciones públicas. Mezcla actrices profesionales con mujeres sintecho, que actúan desde una verdad llena de humor –excelente la que explica que aprendió a hacer lampistería en prisión, después de haber matado al marido que la pegava– y es de agradecer que la cámara se acerque a todas ellas sin paternalismo autoindulgente.