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El director británico Andrew Haigh recorre las autopistas americanas para rodar este cuento sobrecogedor, si bien un poco decepcionante, sobre un chico con problemas que encuentra en un caballo de competición llamado 'Lean on Pete' a su mejor amigo. Su madre lo abandonó hace tiempo, su padre es un hombre bienintencionado, pero de vida disoluta, y su tía va apareciendo en la historia como un recuerdo lejano. No es una película para niños, y sin embargo se presenta como una parábola infantil, como 'La noche del cazador', y nos reta a hacer el trabajo de imaginar qué pasa por la cabeza de su protagonista. Las escenas más fuertes de Lean donde Pete llegan enseguida, cuando el hogar de este chico se derrumba, y él tiene que buscar otro lugar donde sentirse cómodo. Encuentra trabajo en los establos de un cuidador de caballos, al que encarna Steve Buscemi, pero este será sólo el primer paso en su periplo. Se demuestra que Haigh es un director sensible, compasivo. Quizás el problema es que confía demasiado en su joven actor, y eso no siempre le funciona.