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La franquicia Lego llega a la pantalla grande con su tercer filme que comparte la energía y humor de las películas anteriores (Lego: la gran aventura y Lego Batman), pero se queda corta y no alcanza la originalidad de sus predecesoras.
Ninjago comenzó como una línea de juguetes y después se transformó en una serie de televisión para niños. La historia se desarrolla en una isla inspirada en Japón, en donde la gente vive aterrada por el malvado Lord Garmadon, un villano armado que siempre ataca la ciudad. Afortunadamente hay seis jóvenes ninjas quienes intentan detenerlo a toda costa, sus nombres son Kumail Nanjiani, Zach Woods y Abbi Jacobson. El líder del grupo, Lloyd, es también el hijo perdido de Garmadon.
La trama tiene un cierto parecido a Star Wars: un hijo bueno conoce a su padre villano y malvado. Lloyd incluso tiene su propio maestro jedi en cuanto a las artes marciales, pero aquí el gurú resulta ser el Maestro Wu (Jackie Chan presta su voz en la versión en inglés.).
Las mejores escenas son series de increíbles encuentros entre padre e hijo, en donde el hijo sólo quiere cariño y el padre parece no entenderlo. Varios de los chistes en la película son buenos y sin duda te harán reír, sin embargo los momentos más fuertes no se basan en peleas y persecuciones (que a veces se vuelven molestas). No arruinaré uno de los mejores chistes, pero la escena en la que un gato amenaza con destrozar la ciudad Lego sin duda compensa los momentos tediosos.