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Thomas (Dylan O’Brien), Teresa (Kaya Scodelario) y el resto de los clarianos están de regreso. Tras escapar del laberinto al que fueron recluidos en la primera entrega de la serie Maze Runner (Wes Ball, 2014), los sobrevivientes deben enfrentarse a la fase dos de las pruebas de W.C.K.D. Esta vez el reto es más grande y los enemigos más despiadados.
Tras el enorme éxito que representó la primera parte –recaudó en taquilla 10 veces más que su costo de producción–, Prueba de fuego goza de un presupuesto más holgado y se nota en el diseño de producción. Esta cinta es mucho más ambiciosa, cuenta con escenarios más espectaculares y tiene más y mejores secuencias de acción.
El ritmo vertiginoso de la película permite mantener la atención del espectador durante las más de dos horas de duración. Sin embargo, esta sobredosis de acción provocó el sacrificio del desarrollo dramático de los personajes. Somos testigos de sus proezas, pero no los conocemos a fondo ni entendemos con mayor claridad sus motivaciones.