[title]
No hay nada en el mundo que Daniel Radcliffe no haría para enterrar el recuerdo de 'Harry Potter'. Primero salió en pelota picada abrazado a un caballo blanco. Después se dejó crecer cuernos de demonio en 'Horn'. Y como no le bastó para que el relámpago marrón le desapareciera de la frente, este año ha decidido ir a por todas. 'Swiss army man' es su revolución personal: se convierte nada menos que en un cadáver flatulento que salva a un náufrago de morir ahogado.
La primera escena es una locura. El náufrago en cuestión, interpretado por Paul Dano, le da la vuelta como si fuera una tabla de surf, le baja los pantalones y, nalgas al aire, aprovecha sus pedos como motor propulsor para llegar hacia la costa, como una lancha surcando el océano. Es sabido que un cadáver no controla los esfínteres. Cuando se harte de oler sus gases, que crujen como si hubiera muerto de una sobredosis de garbanzos, le pondrá un tapón en el culo y, de este modo, náufrago y cadáver se harán mejores amigos.
No haremos sorna. 'Swiss army man' es mejor de lo que parece. Lo que encontraréis es una historia de amistad inusual, con una estética ' indie' exagerada que recuerda a una mezcla del universo de fantasía de Michel Gondry en 'La ciencia del sueño' y aquellos adolescentes de 'Kings of summer' que vivían las vacaciones de su vida siguiendo el instinto de la llamada salvaje. Los dos personajes desarrolarán una especie de amor de 'cowboy' lejos de la sociedad, en un entorno ácrata donde puedes tirarte un pedo en público sin excusarte.