La historia de fondo de este film queda definida desde el principio, cuando leemos un versículo de la traición de Judas. Ésta, sin embargo, no es una gran producción sobre cristianos, sino un viaje mínimo de unos jóvenes que atraviesan un bosque. Podemos pensar en 'Gerry', la obra experimental y metafísica de Gus Van Sant, en la que el mito de Caín y Abel servía de tímida referencia. A pesar de la similitud de los puntos de partida, el ejercicio acaba siendo diferente: si Van Sant optaba por fascinar mediante contundentes movimientos de cámara, la debutante Gemma Ferraté encuentra sus mejores momentos en el lado matérico de las imágenes. Los cuerpos de los personajes y el entorno natural se encuentran y convierten el relato trágico en una experiencia física.

Reseña
Todos los caminos de Dios
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