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Kawase tiene una sensibilidad especial para acercarse al mundo de las personas mayores y al mundo de los adolescentes. Parece que la etapa del medio de la vida, la de los adultos, no le interesa. Por eso sorprende en positivo esta pastelería en Tokio. Porque además de una mujer mayor con un problema grave y una adolescente un poco perdida en la vida, tiene un tercer personaje, Sentaro, un hombre solitario, propietario de una pequeña tienda de pasteles situada en la ciudad de Tokio.
Con estos elementos, Kawase hace un film lleno de dulzura y dolor, una historia simple, preciosa en sus imágenes. Y esto es la otra novedad. Kawase filma la ciudad, las casas, las calles, los cerezos, con la misma belleza con la que ha filmado hasta ahora el bosque y el mar. No es exactamente la heredera de Yasujiro Ozu, pero tiene un poco de su mirada serena.