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El Bar Biosca, inaugurado en 1922, empezó como una pequeña bodega que vendía horchata y hielo en barra. Con el tiempo pasó a convertirse en un bar de bebidas y cafés. su bocadillo, cuando no todas las familias tenían televisión y consumían la bebida y el café, y finalmente evolucionó hasta llegar a ser un bar completo en todos los sentidos, sin abandonar algunos de los productos tradicionales por los que llegaron a ser conocidos, como los “famosos buñuelos del Biosca”. Hoy sus desayunos y almuerzos están en las mejores listas para los aficionados del “esmorçaret”, aunque cuando se está allí puede uno apreciar como son los vecinos del barrio los que visitan este lugar a diario y cómo los camareros los llaman por sus nombres. Su lema es el de “hacer las cosas con cariño” y eso se aprecia enseguida en sus tapas y sus platos caseros. ¡Exquisito! Terraza al solecito para los que prefieran el exterior.