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Jorgelina Tortorici & Asociados
Jorgelina Tortorici & Asociados

La arquitectura como emoción: el sello único de Jorgelina Tortorici

Jorgelina Tortorici crea casas que cuentan historias, con luz, poesía y una mirada profundamente personal.

Pilar Tapia
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Jorgelina Tortorici hace casas que se sienten. Con luz, alma y una estética que mezcla lo simple con lo sofisticado, logró que su sello sea reconocible a primera vista. Al frente de su estudio Jorgelina Tortorici & Asociados —que comparte con el arquitecto Nicolás Lanza— diseña espacios que emocionan, sin perder de vista ni la tecnología ni el oficio. En esta charla hablamos de inspiración, procesos creativos, arquitectura con identidad, maternidad, maquetas, asados y ese momento mágico en que una idea pasa del papel a la vida real.

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Alejandro PeralJorgelina en Casa Oval House, su obra y su hogar en Bella Vista, Buenos Aires.

En un mundo donde todo cambia tan rápido —las formas de vivir, de trabajar, de habitar los espacios—, ¿cómo creés que se está adaptando (o debería adaptarse) la arquitectura?

Yo creo que la arquitectura se adapta cada vez más rápido a lo que va sucediendo.

Hoy, la tecnología nos acompaña en el día a día. Documentamos en BIM, incorporamos la IA en la mayoría de los programas que se utilizan para dibujar, hay impresión 3D, hay construcción digitalizada hasta casas inteligentes domotizadas.

Después de la pandemia se le pidió flexibilidad y adaptabilidad, y la forma de trabajar y vivir en las casas cambió para siempre. Se le pide a la arquitectura reducir la huella de carbono, su impacto, y también lo está logrando. Yo veo cómo la arquitectura se adapta a la velocidad que el mundo pide.

Después de la pandemia se le pidió flexibilidad y adaptabilidad, y la forma de trabajar y vivir en las casas cambió para siempre

¿Qué cosas te interesan o te preocupan como arquitecta en este momento?

Me preocupa que en esa velocidad que mencionaba, la arquitectura se despersonalice. Que en ese camino de lo tecnológico se pierda el contexto cultural, la utilización de materiales propios del lugar, la mano de obra local y se logre una arquitectura desconectada de las personas que viven esos espacios. Creo que no debemos perder lo local, lo propio. Lo que pasa afuera nos inspira, sí, pero la esencia de cada proyecto nace de una mirada al interior, una mirada de lo propio.

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Jorgelina Tortorici & AsociadosCasa Lusail en Puertos, Escobar.

Sos joven, mujer, liderás tu propio estudio y tus casas se volvieron una marca registrada. ¿Cómo vivís ese lugar? ¿Te imaginabas que ibas a llegar ahí tan rápido?

Seguro no fue rápido, ni fácil. Lo que se ve de nuestras obras es apenas la punta del iceberg. Detrás hay años de trabajo, de errores, de búsquedas profundas y de animarse arriesgar y a mirar siempre desafiando el proyecto. Siempre tuve un deseo muy íntimo de hacer las cosas bien. Me interesa una arquitectura que conmueva, que sea sensible, detallista, casi poética. Ser mujer y liderar un estudio es abrir caminos para mi. Yo disfruto lo que hago, lo vivo con pasión. Soy una positiva serial. Me divido entre la arquitecta que podría pasar horas dibujando, imaginando, creando… y la mamá de tres hijos, que disfruta mucho de esa parte de la vida también. Lo que hoy se valora de mi trabajo es el resultado de haber puesto el corazón en cada proyecto. De haber intentado hacerlo único, de buscar un modo diferente cada vez. De permitirme reversionar, repensar, volver a mirar desde cero… siempre.

Yo disfruto lo que hago, lo vivo con pasión. Soy una positiva serial

Tus obras tienen algo que se siente: mucha luz, materiales nobles, líneas simples pero súper elegantes. ¿Qué buscás cuando diseñás una casa? ¿Tenés algo que no puede faltar nunca?

Para mí hacer una casa es una invitación a vivir de un modo único. Siempre pienso cómo puedo sorprender, cómo puedo conmover, qué puede pasar ahí dentro, y siempre es desde adentro, desde el espacio interior, que haga que vivir y recorrer una casa por dentro me haga sentir bien. Que me permita vivir libre y feliz en una casa, me de paz, me deje reunirme con amigos, me regale el sol mientras desayuno. Son esas cosas de todos los días que hacen esas rutinas diarias son las que tratamos de ponerle poesía. De hacerlas únicas. Veo oportunidades por todos lados. En un acceso veo la posibilidad de celebrarlo, de generar un recorrido, en una escalera, un toilette…¡todos los espacios son como una hoja en blanco que deben ser su mejor versión!

Para mí hacer una casa es una invitación a vivir de un modo único
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Jorgelina Tortorici & AsociadosCasa Sidney en El Yacht de Nordelta.

Hay quienes arrancan por una idea, otros por una imagen, o incluso por una charla con el cliente. ¿Cómo es tu proceso creativo? ¿Por dónde te gusta empezar?

Mi proceso creativo empieza siempre con un dibujo a mano alzada. Las ideas aparecen en la cabeza como imágenes, como fragmentos de un recorrido, de momentos. Después sobre el papel voy dejando trazos sin mucha definición, pero con intenciones. ¡Amo ese momento! También,  existe la primera charla con los clientes que es fundamental. No hablamos tanto de la imagen de la casa, de lo formal, sino de cómo quieren vivir: qué momentos disfrutan, cómo son con su familia y sus amigos. Incorporar y entender esa intimidad es lo que personaliza la obra. A partir de ahí, aparecen escenas, recorridos, situaciones espaciales. Todo eso se traduce primero en croquis, y después pasa al modelado en 3D para explorar materiales y formas. Para mí, cada casa es una invitación a vivir de un modo diferente y único para cada persona que nos convoca.

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Jorgelina Tortorici & AsociadosJorgelina en su estudio ubicado en Bella Vista.

En tus redes mostrás que todavía dibujás a mano y armás maquetas, pero también usás tecnología. ¿Cómo convivís con eso? ¿Qué lugar ocupa lo artesanal en tu trabajo hoy?

Yo valoro profundamente lo artesanal. Estoy a favor de la tecnología y de todos los avances que nos permiten trabajar mejor, pero creo que no deberíamos perder el oficio en arquitectura. En el tipo de obra que hacemos en el estudio, vemos con preocupación cómo se están perdiendo los oficios. Cada vez hay menos personas que conozcan en profundidad los materiales y sepan trabajarlos en detalle. Y cada vez los necesitamos más. La tecnología llega para resolver, para construir, para hacer más eficiente nuestro proceso. Pero en el momento de las ideas, todo arranca en lo más esencial: papel, lápiz y cabeza. La arquitectura, para mí, empieza a mano.

Estoy a favor de la tecnología y de todos los avances que nos permiten trabajar mejor, pero creo que no deberíamos perder el oficio en arquitectura

PING PONG PORTEÑO

¿Un barrio que te inspira por su energía creativa?

Palermo me sigue gustando… Ojo, tengo sentimientos encontrados, perdió un poco su identidad de barrio, pero es el precio que se paga por crecer.

¿Alguna obra porteña que no te cansás de mirar?

El Banco de Londres de Clorindo Testa.

¿Tenés tu lugarcito para desconectar o cranear ideas?

Diría que no es un lugar el de las ideas, más bien un momento, una pausa. Siempre con música, con hojas y lápices. Puede ser en la mesa de mi estudio, en un campo o en mi motorhome.

¿Dónde vas cuando querés caminar y bajar un cambio?

Vuelvo a Adrogué. Allí viví desde chica y me encanta volver.

¿Un plan cultural que recomendarías a un turista?

Ver Buenos Aires desde algún rooftop.

¿Una comida bien porteña que te puede?

El asado.

¿Un lugar que te da orgullo como arquitecta: un rincón de la ciudad que te hace pensar: “acá se hizo bien”?

La Biblioteca Nacional. El verde que deja debajo me encanta. El invernadero es un lugar para un turista que valore nuestra arquitectura, también.

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