Uno de los nombres más importantes a la hora de hablar de hamburguesas en Argentina es el de Alejandro Roig, quien pasó de tener un canal de YouTube - Burger Kid - dedicado a la divulgación de este producto, a tener uno de los locales más exitosos, conocido como Kiddo. La pandemia, como muchos en este rubro, fue un punto de inflexión para llevar adelante su proyecto que ahora tiene un local en Miami, Estados Unidos y otro recién inaugurado en Palermo Soho.
¿Cómo empezó Burger Kid?
El sabor, la experiencia, el aroma, la forma, los colores y la textura de una hamburguesa son los atributos que enamoraron a Alejandro Roig, desde que era un niño. Su amor por esta comida lo llevó a abrir su propio canal de YouTube en el 2015, bajo el pseudónimo de “Burger Kid”, pero nunca imaginó que se convertiría en uno de los máximos exponentes de la cultura hamburguesera a nivel nacional. No solo por los resultados que llegó con Kiddo, local ubicado en Las Cañitas, sino también por el extenso bagaje, estudio y divulgación de un producto denostado históricamente por tratarse de comida rápida.
Alejandro fue empleado en sistemas, bancario e incluso, músico de obras teatrales. No obstante, el vínculo con el mundo de YouTube nació cuando trabajaba de camarero en un bar en el 2013. Tras jornadas extensas que finalizaban a las 5 o 6 a.m., miraba videos de gente que comía en el auto y mostraba productos de cadenas de comida rápida. “Me llamaba la atención porque siempre me interesó mucho la comida chatarra y me volvía loco viendo esto”, manifestó en diálogo con Time Out Buenos Aires.

Se animó a crear su propio canal –el primero de este rubro en el país–, y en los comienzos su lucha fue contra el medallón de carne “argentino” que llevaba huevo, mostaza, ajo y perejil. “Cuando me enteré de que la hamburguesa no llevaba nada de eso, me desesperé por contarlo”, indicó con relación a los videos que miró. En realidad, el medallón de carne no necesita más que sal y pimienta, según Alejandro. Luego, un sinfín de decisiones que llevarán a obtener distintos resultados: desde cómo cocinarlo (a la plancha, smash, etcétera), la calidad de los ingredientes y los toppings (salsas, quesos, verduras, etcétera) que se le ponen al sándwich.
En principio, el objetivo del canal era hallar locales que hicieran este producto bien. “Después esta me gusta más, ésta me gusta menos, falló el pan, lo que sea, pero por lo menos no condimentaban la carne, que era el primerísimo paso para llegar a encontrar una buena hamburguesa”, continuó.
Con el tiempo su contenido se amplió. Además de experimentar, reseñar, recomendar y difundir con una retórica auténtica e irreverente, comenzó a mostrar sus viajes, entrevistar y conocer a los creadores detrás de cada producto. “Me causaba un poco de gracia el hecho de tomarme en serio una comida que suele ser menospreciada o tomada a la ligera por muchos, pero que para mí era y es superior”, explicó.

El legado de Burger Kid y su aporte al auge de las hamburgueserías en Buenos Aires
Su aporte audiovisual contribuyó en la gran ola de locales de hamburguesas en Buenos Aires y a que los fans de este producto hicieran su propia versión casera y también experimenten ante la diversidad de propuestas. Hoy, diez años después de su primer video, se puede ver su influencia en jóvenes tiktokers que visitan hamburgueserías y dan sus opiniones, influencers que se filman comiendo desde sus autos o youtubers que muestran su propia versión casera de hamburguesas históricas.
Diez años después de su primer video, se puede ver su influencia en tiktokers, influencers y youtubers
“Obviamente, me gustaba comer la hamburguesa, es mi comida favorita. Me gustaba hablar de eso. Me gustaba filmarme y llegar a mi casa a editarlo. Al principio, me daba cuenta de que filmaba mal, no se me entendía lo que quería decir o no decía nada interesante. Entonces, muchos primeros intentos de video nunca vieron la luz porque ni siquiera llegaban a los 2 minutos de contenido”, explicó entre risas y luego añadió: “Cuando tenía todo editado y lo subía, lo veían 20 o 30 personas. Fui muy constante. Esos 20 luego fueron 100, 200 o 1000”.
Burger Kid cosechó más de 160 mil suscriptores a lo largo de diez años y se convirtió en una voz autorizada del tema. Incluso su mundo se expandió cuando les dedicó videos a clásicos como la pizza porteña y al pancho de culto.
Uno de los puntos altos dentro de su carrera audiovisual fue la serie documental “Hamburgueseros”, donde visitó las hamburgueserías icónicas de Estados Unidos junto a otros expertos en el tema como, Santiago Candegabe (Sandals Burger), Rodo Cámara (The Food Truck Store) y el filmmaker Agustin Franzoni.

La historia de Kiddo: cómo surgió esta hamburguesería de culto
En todo este marco, sus seguidores le pidieron que abra su propia hamburguesería y hasta le ofrecieron dicha posibilidad, pero Alejandro nunca lo consideró por tenerle un gran respeto a su comida favorita. El confinamiento por COVID-19 y el éxito que ya tenía el canal fueron los puntos de inflexión para dar el paso a abrir su propio lugar y dejar de trabajar en relación de dependencia. En una libreta escribió todas las ideas que tuvo en mente para crear un concepto nuevo dentro de Buenos Aires: nombre, menú, diseños, logo, etcétera. Y junto a Pablo Pons, dueño de la hamburguesería Pons, pudieron plasmar todo su conocimiento en Kiddo.
El confinamiento por COVID-19 y el éxito de su canal, fueron los puntos de inflexión para abrir su propio lugar y dejar de trabajar en relación de dependencia
En su búsqueda, quería una hamburguesa más chica para los estándares que había en Buenos Aires en ese momento, lo que generó una tendencia en la competencia. Además, “una hamburguesa que no te deje explotado, que respete las proporciones, que tenga un criterio entre el pan, la carne y los toppings. Con su nivel de grasosidad, pero que sea hecha en el día”, sostuvo.

Finalmente, ante tanto nerviosismo por la inauguración del local, el público se enamoró del menú integrado por la Melvin, la Park y la Cheeseburger, y de sus papas fritas que llevan un sazonado distintivo. El local de Kiddo propone un concepto nuevo para el rubro de la hamburguesería, ya que se entrega el pedido en bolsa, es decir, es un formato para comerlo parado en la barra de la calle o del local, o llevárselo a la casa. Cuenta con un servicio veloz, ya que entre el pedido y el despacho pueden pasar a penas 2 o 3 minutos.
Como cada decisión que tomó Alejandro, la decisión del take away estuvo inspirada en Estados Unidos. “En Nueva York siempre me llamaron la atención estos locales que son muy chiquititos, pero que se preocupan por vender un gran producto. Te lo dan y vos lo comés donde te parezca”, señaló. En el caso de Buenos Aires, esto sucedía con algunas pizzerías y pancherías importantes y tras la implementación en Kiddo, nuevas hamburgueserías copiaron su exitoso formato.

Este año, Alejandro y sus socios abrieron un local en Miami y en junio estrenaron una sucursal en Palermo Soho con mayores dimensiones. “Que a la gente le guste y nos vuelva a elegir, me pone muy feliz. Que una persona disfrute de mi hamburguesa es algo difícil de describir, pero me pone muy contento”, concluyó. Lo que comenzó como un hobby por amor al fast food se materializó en uno de los locales que más hamburguesas despacha por mes. Y en cada una de ellas, Alejandro comparte su autenticidad, su criterio, su experiencia, pero sobre todo, su pasión.
Dónde: Arévalo 2882.