Buenos Aires está llena de lugares con historia que se reinventaron por completo. Lo que alguna vez fue una fábrica, un taller mecánico o incluso un convento, hoy es un bar de moda o un restaurante que la rompe con su propuesta gastronómica. La ciudad está en constante cambio, y esos sitios que tuvieron una función completamente distinta, ahora son puntos clave en la movida porteña.
En esta lista, te mostramos 11 lugares que “antes fueron otra cosa y hoy son otra totalmente diferente”. De un taller convertido en pizzería a una fábrica transformada en boliche, estos lugares se adaptaron a los nuevos tiempos sin perder su esencia. Si alguna vez pasaste por alguno sin imaginar lo que sería hoy, es hora de redescubrirlos y sorprenderte con su nueva cara.
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Acuario un Bar en la ex Casa de Estudios para Artistas de Antonio Bonet
Entre líneas curvas y copas de vino, Acuario Bar (Paraguay 900) logró convertirse, en poco tiempo, en un clásico moderno. En el corazón de Microcentro, este bar de vinos funciona en la histórica Casa de Estudios para Artistas de Antonio Bonet, construida en 1938 y reconocida por su diseño modernista y vanguardista, que aún conserva.

Mateo, el dueño del lugar, es un apasionado del vino y decidió conservar la esencia del espacio para transformarlo en un punto de encuentro donde la historia y el buen gusto se cruzan. Acuario Bar mantiene la elegancia y el carácter original del Atelier de Bonet, pero ahora invita a disfrutar de una carta de vinos bien pensada. Sin dudas, es la prueba de que los espacios con historia pueden reinventarse sin perder su esencia.

Albur, un restaurante concert en un mítico teatro porteño
En la década del 20, el prestigioso teatro 'El 35' fue testigo de figuras como Rodolfo Bebán y Antonio Gasalla. Hoy, ese escenario histórico renace como Albur (Av. Callao 435) un espacio donde la historia y la modernidad se cruzan en pleno corazón de la ciudad.
El edificio conserva su esencia original: mármoles franceses, rosetones, molduras y un ascensor tijera de roble de Eslavonia que sigue funcionando. Los pisos de damero blanco y negro, con más de 100 años de historia, son testigos de las épocas doradas del teatro, donde figuras reconocidas dejaron su huella sobre el escenario.
En 2022, luego de años de abandono, comenzó el proceso de restauración a cargo del arquitecto y escenógrafo Alberto Negrín, quien logró devolverle su esplendor original. El nombre Albur fue sugerido por Sandra Mihanovich, quien se inspiró en la canción de Eladia Blázquez “El corazón al sur”.
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Entre la historia que guarda cada rincón y el toque moderno de su nueva etapa, Albur mantiene viva la esencia de lo que alguna vez fue este teatro icónico.

Garito Loyola, la pizzeria cool del momento emplazada en un extaller mecanico
Entre herramientas y pizzas de masa madre, Garito Loyola (Loyola 1184), una de las mejores pizzeras de la city porteña, encontró su esencia. En pleno Villa Crespo, este antiguo taller mecánico se transformó en una pizzería que combina el estilo industrial con la tradición de la pizza a la piedra.

El espacio mantiene esa esencia “mecánica” que le otorga una personalidad unica: las paredes de azulejos todavía conservan frases como "servicio mecánico" y los detalles de la decoración -carteles vintage y herramientas antiguas- son un guiño perfecto a su pasado.
El reciclaje del taller fue pensado para conservar el espíritu original, pero con una vuelta moderna. La barra central, las mesas con sillas cómodas y la iluminación cuidada crean un ambiente relajado y mega canchero.

Garito Loyola no solo ofrece buena pizza: es un lugar con historia que supo transformarse sin perder su esencia.
Ávito, un exconvento devenido en un bistró con onda
De rezos y silencios a cafés y encuentros. Lo que alguna vez fue el convento Nuestra Señora de la Misericordia en Villa Devoto, hoy es Ávito (Pareja 3670) un bistró y café que combina historia y modernidad en un ambiente cómodo.

El edificio, con más de 120 años de historia, conserva detalles originales como las baldosas centenarias de Savona, Liguria, mientras que la renovación aportó un toque moderno con amplios ventanales, techos altos y una elegante combinación de paredes blancas y carpintería negra.
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El proyecto está liderado por el chef cordobés Julio Figueroa , quien decidió abrir su primer local en Buenos Aires después de una exitosa trayectoria en Córdoba.
La combinación de historia y diseño hacen que este bistró sea mucho más que un restaurante: es un espacio que honra su pasado mientras mira hacia el futuro.
En La Paternal brilla un restaurant en una exdroguería
En el antiguo edificio de la droguería Química Estrella hoy funciona Stern (Avenida de los constituyentes 2985), un restaurante que le da nueva vida al complejo Espacios Estrella, en pleno corazón de La Paternal.

Una de las particularidades de Stern es su cocina abierta: permite ver en acción a los chefs mientras preparan cada plato. Ofrece diferentes opciones para sentarse, ya sea en el primer piso o en la parte externa, que da directamente a la plaza central del complejo.

Stern combina historia y modernidad en un ambiente relajado, ideal para disfrutar de buena comida en un lugar con mucha historia detrás.
De sastreria de lujo a bar de época con toques modernos
Entre telas de lujo y cócteles de autor. Lo que alguna vez fue The Brighton, una exclusiva sastrería de lujo que funcionó entre 1908 y 1976, hoy es The New Brighton (Sarmiento 645) un bar y restaurante que conserva el encanto y la elegancia de otra época.
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La sastrería fue reconocida por su atención de primer nivel, al punto de que en 1935, el príncipe Eduardo de Windsor (quien luego renunciaría al trono para casarse con Wallis Simpson) regaló dos esculturas con las tres plumas del emblema de Gales que todavía se pueden ver en el salón comedor.
Entre 1978 y 2002, el espacio albergó a Clark's, el restaurante donde el legendario chef Gato Dumas dejó su huella en la gastronomía porteña. Luego de una restauración de nueve meses, el lugar recuperó el estilo de la belle époque con vitrales coloridos, paredes revestidas en cedro importado de Inglaterra y una imponente barra de madera que recuerda a los clásicos pubs irlandeses.

Hoy, The New Brighton es mucho más que un bar: es un viaje en el tiempo donde la historia y el buen gusto se encuentran en cada detalle.
Ness, un hotspot en un extaller mecanico
Entre el humo de las brasas y el eco de las herramientas de otro tiempo, Ness (Grecia 3691) encontró su esencia. En una esquina de Núñez, donde antes funcionaba un taller mecánico, hoy se levanta este restaurante que lleva la cocina a fuego vivo como bandera.

El proyecto de Esteban Cigliutti y Leo Lanussol (creador del mítico restaurante Proper) transformó el enorme espacio de 300 metros cuadrados en un ambiente elegante y minimalista donde el fuego es el protagonista: no hay gas ni electricidad en la cocina, todo se prepara exclusivamente a leña.
Desde el primer piso, un pasillo colgante permite ver cómo se preparan los platos en la parrilla y el horno de ladrillo refractario, convirtiendo la experiencia en un verdadero espectáculo.
Deseo, boliche top en una ex fábrica textil
En el corazón de Villa Ortúzar, donde antes funcionaba una fábrica textil, hoy se levanta Deseo (Chorroarín 1040) un espacio de 2000 metros cuadrados que está revolucionando la escena cultural porteña. El proyecto está liderado por las hermanas Martina y Luciana Arzt junto a Julia Sbriller, quienes transformaron este polo industrial en una sala para el baile, la música y la experimentación artística.
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La arquitectura estuvo a cargo de Sergio Lacroix, reconocido por su trabajo con artistas como Babasónicos y Hernán Cattaneo. El arquitecto y las fundadoras diseñaron un espacio neutro y versátil, capaz de adaptarse a las distintas propuestas artísticas que cada semana llenan el espacio de ritmo y creatividad.

Deseo combina música, arte y arquitectura en un entorno que invita a dejarse llevar. Frente a un boulevard arbolado, se consolidó como un punto de referencia en la noche porteña, destacándose por la calidad de sus eventos y su propuesta artística ecléctica.
Un spot gastro con historia en pleno Ecoparque
Con sus molduras de águilas, lámparas de hierro y aire de otra época, Águila Pabellón (Av. Sarmiento 2725) se siente como un viaje en el tiempo con una vuelta de modernidad.

Ubicado en pleno Ecoparque, este restaurante funciona en la antigua confitería Pabellón El Águila, un edificio de estilo art nouveau diseñado por Virgilio Cestari, que fue cuidadosamente restaurado para conservar su esencia histórica sin perder frescura.

La restauración fue un trabajo fino: se recuperaron pisos originales, se tiraron paredes y se renovaron las instalaciones para devolverle su carácter original. El ambiente logra un equilibrio perfecto entre lo antiguo y lo moderno, con guiños a la historia del Ecoparque. La terraza ofrece vistas al jardín arbolado y al histórico Pabellón de los Loros, añadiendo un toque especial a la experiencia.
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Águila Pabellón no solo honra su pasado, sino que lo eleva con una propuesta gastronómica reconocida por la prestigiosa Guía Michelin.
Eléctrica pizza, un rincón donde el pasado y el presente conviven a la perfección
Con su fachada descascarada, carteles antiguos y paredes que todavía gritan "taller mecánico", Eléctrica Pizza (Julián Álvarez 1295) se presenta como un rincón donde el pasado y el presente conviven a la perfección.

Ubicada en la esquina de Cabrera y Julián Álvarez, justo en el límite entre Palermo y Villa Crespo, esta pizzería funciona en lo que alguna vez fue un taller de electricidad del automóvil.

Lejos de ocultar sus orígenes, celebra esa estética industrial: paredes desgastadas con inscripciones originales, carteles de baterías y electricidad, y barriles reconvertidos en mesas que invitan a comer de parado con birra en mano. Todo esto, combinado con luces bajas y música, crea un ambiente auténtico que se siente tan canchero como acogedor.
Kayú una “cantina sensata” en donde antes operaba una carpienteria
En el corazón de Villa Crespo, donde cada rincón tiene su propia historia, nació Kayú (Bonpland 928) una “cantina sensata” que apuesta por la cocina vegetariana y sin TACC. Pero antes de ser el punto de encuentro para los amantes del buen comer, este espacio fue otra cosa: un taller de carpintería.

Todo empezó en 2022, cuando su dueño, Pier, adquirió el local y lo convirtió en su refugio para trabajar la madera. Durante un año y medio, entre serruchos y lijas, Kayú supo ser un taller con alma creativa. Pero las transformaciones son parte de la vida y así llegó el momento de cambiar: el taller se mudó y el lugar dio paso a algo nuevo.

Hoy, Kayú es un restaurante con una propuesta diferente donde la comida es tan consciente como sabrosa. Un espacio que mantiene el espíritu de lo hecho a mano, pero ahora en forma de platos que sorprenden y conquistan.