1. Victoria Brond - Guardianes de la Naturaleza


En un mundo donde la vitivinicultura suele hablar en fórmulas clásicas, Victoria Brond eligió un camino distinto: la biodinamia. Su mirada se formó en proyectos como Alpamanta y hoy encuentra voz propia en su emprendimiento Guardianes de la Naturaleza, donde más que elaborar etiquetas, busca rescatar memorias y dar protagonismo a los invisibles de la cadena productiva.
Para Vicky, la biodinamia es una filosofía de vida: cuestionar lo establecido, trabajar en armonía con la tierra y dejar que el vino hable sin máscaras. Ese ejercicio de desaprender y crear desde lo esencial es, para ella, el verdadero aprendizaje.
Con Guardianes de la Naturaleza, Brond revaloriza variedades históricas en peligro de extinción —como el Chenin, la Bonarda o la Criolla— y rescata prácticas campesinas sostenibles, como las de la Comunidad de Baños Colorados, en el norte de Mendoza. Pero también propone un juego contemporáneo: cada botella puede llevar una etiqueta personalizada vía QR, donde el consumidor plasma historias, dedicatorias o dibujos. Así, el vino deja de ser solo bebida para transformarse en experiencia y comunidad.
Brond lo resume en una palabra: libertad. Libertad para reinterpretar lo que ya existe, dar voz a quienes no la tuvieron y dejar un legado auténtico para las próximas generaciones.