1. El Cuartito


Ingresás a El Cuartito y el tiempo se frena. Te reciben mozos con oficio, aroma a muzarella recién salida del horno y paredes cargadas de historia: fotos autografiadas, camisetas, banderines y hasta retratos de Gardel, Maradona y Messi.
Fundado en 1934, este “templo pizzero” se mantiene más vigente que nunca. Y no cualquiera puede decir que tuvo de clientes a ídolos del tango, del fútbol y del automovilismo… ¡Todos juntos, bajo el mismo techo! En 2024, fueron reconocidos por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires por sus 90 años de trayectoria.
Todo empezó en una habitación mínima, con vino, cerveza y porciones envueltas en papel. El boca a boca hizo lo suyo y el resto es historia. Con los años, el local creció, sumó salones y mesas, pero nunca perdió la esencia. El nombre quedó como homenaje a sus orígenes: ese cuartito donde empezó la leyenda.
El dato: es casi obligatorio pedir su famosa fugazzeta, con masa fina rellena de muzza y queso fresco. Una bomba.
Dónde: Talcahuano 937, Microcentro.