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Festival de Otoño 2023: las obras imprescindibles
La gran cita con las artes escénicas de todo el mundo llega un año más, y van 41, a la ciudad de Madrid y a su comunidad, con un despliegue de 38 compañías, colectivos y artistas que llegan de 12 países y 6 autonomías españolas. En esta edición habrá 9 estrenos absolutos, 7 estrenos en España y 34 estrenos en la Comunidad de Madrid. Su director, el dramaturgo y director Alberto Conejero, destaca la convivencia sin jerarquías en esta programación "del teatro de texto, el de objetos, el teatro físico, la danza y, este año, con mucha mayor presencia que en anteriores, la música. Nuestra voluntad es trascender estas categorías, que la escena sea un lugar para la hibridación, para lo que escapa de las taxonomías". Hemos seleccionado 12 espectáculos que no te debes perder por nada del mundo si eres amante de las tablas. RECOMENDADO: Las obras de teatro que no te puedes perder en Madrid.

Surge Madrid 2023: las obras imprescindibles
La Muestra de Creación Escénica Surge Madrid alcanza su décima edición apostando por las salas de pequeño formato, lugares íntimos y cercanos donde disfrutar el arte escénico en todas sus expresiones a escasos metros. Obras de diversos estilos y géneros que reflejan debates sociales actuales como la inmigración, el feminismo, la memoria o los efectos de la pandemia a través del teatro, la danza, la música o la performance. Hemos seleccionado 11 montajes, sin dejar de lado dos apartados especiales de su programación: las ya tradicionales propuestas Transversas, y la novedosa Conexión México, que estrecha los lazos de este festival con la escena latinoamericana. RECOMENDADO: Las obras de teatro de la cartelera madrileña que no te puedes perder.
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Tadeo Jones. La tabla esmeralda. El musical
Tadeo Jones en carne y hueso. El personaje de animación más famoso del cine español se hace realidad en el Teatro Alcázar en el único musical oficial del mundo con el célebre aventurero como protagonista. Temas musicales expresamente compuestos para el espectáculo se unen a los de la película con un gran trabajo vocal en directo y una novedosa puesta en escena a través del 'video mapping'. Émulo patrio del inolvidable Indiana Jones, su expedición arqueológica en compañía de Sara, Momia y sus nuevos amigos nos lleva en busca de la tabla Esmeralda (la tercera entrega de la saga). A Tadeo le encantaría que sus colegas le aceptasen como uno más, pero él siempre acaba liándola. Destroza un sarcófago y desata un conjuro que pone en peligro a todos, pero igual que la lía, intentan arreglar todo aquello y acabar con la maldición aunque tenga que recorrer medio mundo.

Poncia
No hay mal que por bien no venga. Me explico. Los presupuestos de los teatros públicos van menguando año tras año y la proliferación de monólogos es uno de los síntomas más claros de esta realidad. El propio Teatro Español abrió la temporada con un monólogo, como lo hizo La Abadía también, pero estos monólogos tienen componentes lo suficientemente atractivos como para llenar los patios de butacas, menos mal. Y en el caso que nos ocupa, más allá de poder ver a Lolita sola en el escenario más antiguo de la capital blandiendo la palabra de Lorca, que lo merece por sí misma aun si el presupuesto fuera descomunal, entra en juego otro aspecto de la sociología actual del teatro: el espectador medio en Madrid es mujer mayor de 50, mujer formada, mujer habituada al consumo cultural, mujer inquieta, mujer preocupada, mujer atenta, mujer, al fin y al cabo. La Poncia de Lolita es, en lo teatral, un discurso hecho de retales, airado a veces, vengativo Porque también es necesario reivindicar iconos femeninos no tan evidentes que representen a esas mujeres abnegadas que tuvieron mucho que callar, bien por su posición elevada en una sociedad tradicionalista bien por su posición subalterna, que el machismo ha sido culturalmente transversal como bien sabemos, y sigue siéndolo. Así pues, plantar a Poncia en el centro, sostener desde su discurso alimentado de múltiples voces el eterno lorquiano de la obra más universal del poeta granadino, 'La casa de Bernarda Alba', es un acierto porque trasc

De Nao Albet y Marcel Borràs
Los tipos más gamberros del teatro catalán nos invitan al ritual de su separación como pareja artística… o eso dicen ellos. Siempre imprevisibles, Nao Albet y Marcel Borràs saben como nadie jugar con la realidad y la ficción y aquí han querido ir un paso más allá de la autoficción como género para elevar un auto panegírico ultra egocéntrico en una obra titulada justamente 'De Nao Albet y Marcel Borràs'. Porque el ego es lo único capaz de separar a dos artistas, porque cada uno tiene el suyo y porque siempre uno quiere quedar por encima del otro. A partir de esta idea, la pareja que alumbró obras tan complejas escénicamente como 'Mammón', 'Atraco, paliza y muerte en Agbanäspach' o 'Falsestuff (La muerte de las musas)', se pone frente al público a pelo, dos cuerpos y dos sillas. Y a ver qué pasa.

INK
Hace dos años nos dejó boquiabiertos con 'Transverse orientation' y ahora vuelve al Festival de Otoño con un formato más íntimo en 'INK', pero de igual potencia estética. Hablamos del maestro Dimitris Papaioannou, coreógrafo griego que es también escenógrafo y que, en este caso, baila él mismo junto al impresionante bailarín alemán Šuka Horn. En plena forma a sus casi 60 años, Papaioannou despliega todo un universo creado entre esas dos figuras que se atraen y se repelen, que pelean y aman, que quieren dominar o ser dominados. Y entre ellos, un pulpo, inteligente animal de los abismos, de movimientos precisos, que regala un telón de tinta ('ink', en inglés) cuando se siente amenazado, que es golpeado salvajemente por los pescadores contra la roca para que sea tierno en boca. La capacidad poética de Papaioannou alcanza aquí, por momentos, cumbres altamente epatantes.

Les jolies choses
Programada un solo día y en Móstoles. Pero vale mucho la pena, al menos para los amantes de la danza contemporánea, aunque cualquiera que vibre con un teatro directo y sin concesiones, lo flipará con esto. Es la primera vez que vemos algo en España de Catherine Gaudet, una coreógrafa canadiense de la que volveremos a oír hablar, sin duda. 'Les jolies choses' ('Las cosas bonitas') es un montaje apabullante, una coreografía aparentemente sencilla e inofensiva que manifiesta su dureza intrínseca, sobre todo para los ejecutantes, mental y físicamente, en una suerte de mecanismo humano giratorio. Se genera una tensión entre la euforia común y la resistencia violenta de cada cuerpo en pos del conjunto, asumiendo que están atrapados en la "máquina" y que al mismo tiempo ellos son la "máquina". El juego se convierte en obligación y va ganando presión y llega un momento en el que es necesario descomprimir. Esto hace que la pieza vaya ganando en intensidad en un crescendo brutal que te mantiene, como espectador, atrapado y, al mismo tiempo, sufriendo y admirando lo que hacen esos cinco bailarines portentosos.

Amadora
La música tiene este año una gran presencia en el Festival de Otoño a través de varios ejercicios híbridos que dan como resultado artefactos escénicos como 'Amadora', que reúne palabra, cuerpo y música con un marcado acento femenino. Composiciones de Miren Iza, alma del grupo Tulsa, dramaturgia y dirección de María Velasco, coreografía de Josefina Gorostiza e interpretación de Socorro Anadón, Carmen Mayordomo y Celia Bermejo. Juntas para elevar un sentido homenaje a la madre como concepto y a las madres como heroínas de andar por casa, siempre a merced del deseo ajeno, siempre dispuestas. Hay otros dos ejes temáticos relacionados en este espectáculo: el dolor, compañía silenciosa que estigmatiza a la mujer, y los roles que se le asignan en la representación social tradicional.

COSA. Intervenir un cuerpo
Macarena Recuerda Shepherd, pseudónimo tras el que se esconde la creadora Lidia Zoilo, estrena esta interesante "cosa" en Madrid tras mostrarla en Bilbao, Valencia y Barcelona. La pieza, que entre otras inspiraciones tiene muy presente la frase de Deleuze que dice que "crear es separar una imagen de todos los clichés, volviéndola contra ellos", consta de dos partes. La primera es un trabajo de cuerpo y la segunda de escenografía, denominada coreografía de objetos, donde una serie de materiales se despliegan ante los ojos del público como cuerpos desplazados a través del espacio. Movimiento, aparición, tramoya, despliegue, danza, en fin, intervenida también por un trabajo de iluminación (que firma George Marinov) que altera las perspectivas al desplazar las sombras y crear nuevos volúmenes. Se trata, en definitiva, de una pieza de danza compuesta por un cuerpo de baile objetual.

Antigone in the Amazon
Ética y estética se dan la mano en esta obra del siempre polémico Milo Rau, director suizo que lleva unos años al frente del NTGent de Gante, también periodista, que gusta de elevar el mensaje en sus obras como forma de revelación, poniendo el foco sobre realidades políticas, sociales y económicas de urgente revisión por las injusticias que esconden. Tras 'Orestes en Mosul' y la película sobre Jesús 'El Nuevo Evangelio' en los campos de refugiados del sur de Italia, Rau y su equipo viajaron a la cuenca del Amazonas, en Brasil, para concluir su 'Trilogía de los Mitos Antiguos'. Junto con indígenas, activistas y actores de Europa y Brasil, se recreó la 'Antígona' de Sófocles en un terreno ocupado como un sangriento choque entre la sabiduría tradicional y el turbocapitalismo global, una epopeya de la lucha de la humanidad contra su caída autoinfligida por la codicia de beneficios, la ceguera y la arrogancia.

Who killed my father
Es uno de los platos fuertes, sin duda, del Festival de Otoño, ya que trae a uno de los directores de escena más prestigiosos del mundo, el belga Ivo Van Hove, al frente del International Theater de Amsterdam. Viene con un monólogo en el que vierte a la escena la novela del escritor francés Édouard Louis 'Who killed my father (Quién mató a mi padre)', que él califica de "descarado y brillante", con el actor Hans Kesting como único intérprete. La obra es una apuesta por entender las fuerzas socio-políticas que moldean y transforman la vida de individuos desestimados por la sociedad como si no importaran. Esas fuerzas percuten con corrosiva constancia no solo sobre la personalidad, distorsionándola a través de lo que se acepta o rechaza como comportamiento convencional para una clase o un género determinados, sino que también producen efectos físicos, destruyendo los cuerpos.

Contención mecánica
El Festival de Otoño colabora con la muestra hermana SURGE Madrid, que también organiza la Comunidad de Madrid, y rescata en su programación piezas que se presentaron en el año anterior. Es el caso de 'Contención mecánica', de la compañía Teatro de los Invisibles, un proyecto de teatro documental y artes vivas que nace para denunciar la violencia psiquiátrica, poniendo el foco en una práctica que sigue siendo habitual en las unidades de psiquiatría y servicios de urgencia del estado español: atar a las personas a la cama haciendo uso de correas. Una privación de la libertad que se mueve en el umbral de lo legal o, cuando menos, en el de la impunidad y el silencio. Un montaje que nos invita a poner la mirada sobre un colectivo al que casi nadie mira y, cuando se le mira, se hace con miedo, desconfianza y mucho prejuicio.

In C
Un 'must' este año del Festival de Otoño es la presencia de la coreógrafa alemana Sasha Waltz. Su compañía lleva su propio nombre acompañado siempre de la palabra guests (invitados), porque ella nunca trabaja sola, sino para y con los demás. La obra que nos trae, 'In C', es un buen ejemplo de todo ello. 'In C' es también el título de una revolucionaria partitura compuesta en 1964 por Terry Riley, considerado el padre de la música minimalista. Es una obra emblemática en la que hay 53 frases musicales que pueden ser tocadas libremente dentro de una estructura fija. Sasha Waltz imaginó un sistema coreográfico adaptable compuesto de las mismas 53 variaciones y reprodujo el sistema musical de Riley cambiando instrumentos por cuerpos. El resultado es tan hipnótico como la propia música, una suerte de trance donde se evidencia que se puede ser individuo en el grupo, sin dejar de ser individuo pero sin aislarse.

One Song
La creadora belga Miet Warlop ha conquistado un espacio de prestigio en los últimos años por su genuina forma de entender las posibilidades de un escenario. En 'One Song', que viene con el subtítulo de 'Historie(s) du Théâtre IV'. ya que pertenece al ciclo que con este título impulsa desde el NTGent de Gante su director artístico Milo Rau, Warlop hace un exorcismo de la pena y el dolor por la muerte de un ser querido. Es un crescendo que se construye a base de repetir una sola canción. Doce intérpretes entran en escena en un hipnotizante ritual sobre la despedida, la vida y la muerte, la esperanza y la resurrección. A través de la metáfora de una competición/concierto en directo, que incluye un comentarista y una animadora, Miet Warlop nos invita a formar una comunidad y levantarnos unos a otros, como en una celebración. Lo temporal se convierte así en eterno y lo personal en algo colectivo.