Las Muertas: Luis Estrada en esteroides adaptando a Jorge Ibargüengoitia
En México hay historias que parecen inventadas, pero no lo son. La de Las Poquianchis es una de ellas: mujeres que durante años controlaron burdeles, corrompieron autoridades y acabaron con la vida de decenas de mujeres. Una leyenda oscura que ha pasado por corridos, libros y películas. Ahora, Luis Estrada la retoma para Netflix en Las muertas, inspirada en la novela de Jorge Ibargüengoitia.
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¿Está buena la serie de Las Muertas?
La verdad: le entré con miedo. Las últimas películas de Estrada no me habían convencido: su discurso político le estaba comiendo terreno a su talento de narrador. Y vaya sorpresa: Las muertas es un producto redondo, con su sello inconfundible, pero que desde el arranque te agarra y no te suelta.
Estrada, responsable de La ley de Herodes, El infierno o La dictadura perfecta, sigue siendo un maestro del humor negro, pero aquí cambia para darnos un retrato de época que por momentos recuerda a lo que Ryan Murphy hizo con Monster: mostrarnos la mente de criminales y lograr que, por un segundo, empaticemos con ellos.
Un cast que cumple a cabalidad
Las hermanas Baladro, interpretadas por Arcelia Ramírez y Paulina Gaitán, son el alma de la historia. Fuertes, temerarias, sin miedo a nadie, controlan la justicia como quieren. Ramírez es impecable, como siempre; pero lo de Gaitán es impresionante: la amas, la odias, la entiendes, la repudias… y cuando no está en pantalla,