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Día del Sommelier: cinco mujeres del vino en Mendoza

El 3 de junio es el Día del Sommelier. Conocé a cinco referentes locales que trabajan con y por el vino.

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Cada año, el 3 de junio se conmemora el Día Internacional del Sommelier. La efeméride recuerda la creación de la Asociación de la Sommellerie Internacional, fundada en Francia en 1969. En nuestro país, la profesionalización de la actividad comenzó en 1999, con la apertura de la primera escuela dedicada a formar sommeliers.

El sommelier es una figura que se fue incorporando a la cadena de valor del vino. Su rol excede el servicio: comunica, selecciona, investiga, interpreta. En Mendoza, la escena local está conformada por perfiles distintos que abordan la sommellerie desde perspectivas diversas. En esta nota, cinco sommeliers mendocinas comparten su forma de vincularse con el vino: Constanza Chiarelli, Daniela Ovejero Michelini, Romina Rolón, Camila Cerezo Pawlak y Guadalupe Rodríguez.

1. Constanza Chiarelli

Constanza Chiarelli es sommelier y gestiona la cava del restaurante 1884 Francis Mallmann. Su camino comenzó en la hospitalidad en EE.UU., siguió como camarera en bodegas y se consolidó con experiencia en Rosell Boher y Casa Vigil, donde se acercó al mundo del vino y comenzó a formarse como sommelier. Actualmente se encuentra en Chile, en Fuegos de Apalta, realizando una pasantía para ampliar su comprensión sobre el vino y el terroir.

Para ella, ser sommelier es “ser un puente entre la persona y el vino, su productor, su terruño”. Valora el rol de dar voz a los pequeños productores y su intención es ofrecer un servicio de excelencia. Se acercó al mundo del vino gracias al intercambio con colegas y recuerda con cariño su primer vínculo emocional: el Gato Negro que compraba su abuelo en vacaciones. “Venía con un gatito colgado y me gustaba usarlo de pulsera y coleccionarlos; tenía muchos”.

Sobre tendencias y gustos propios, destaca los vinos frescos, con menos barrica y más identidad de origen. Al mismo tiempo, le interesan regiones como Chacayes, la costa argentina y el resurgir del Este.

Un recomendado: los vinos de Paula Michelini. Tiene fuerza, convicción, y el resultado son vinos que reflejan a la perfección la intención de mostrarnos un lugar al desnudo, o al menos así lo interpreto.

2. Daniela Ovejero Michelini

Formada en la Escuela Argentina de Sommeliers, Daniela Ovejero Michelini construyó un recorrido diverso que incluye pasantías en Central (Lima), El Papagayo (Córdoba), Chila (Buenos Aires) y en Borgoña. Hoy lleva adelante el restaurante Sitio La Estocada, junto a su marido, el chef Enzo González Petra.

Recuerda un momento clave en su formación: una cena en la bodega familiar en España, donde probó Sketch, un albariño de Raúl Pérez que la emocionó profundamente. Dice que el mayor desafío es mantenerse al día en un mundo cambiante, y lo más gratificante, “hacer que un momento cualquiera se vuelva especial”. Destaca la importancia de saber leer al otro más allá del conocimiento técnico.

Ser sommelier, para Daniela, es “guiar, conectar y sumar alegría”. En su recorrido observa que el  consumidor argentino está más curioso y abierto, y valora la influencia de los vinos naturales, que reflejan una forma de vida coherente. Se interesa por proyectos en la Patagonia, como el de Matías Michelini en Puerto Campo, y fuera del país, por los vinos del Etna, en Sicilia.

Un recomendado: Agua de Roca 2024, de Matías Michelini, un Sauvignon Blanc de montaña que representa, para ella, “frescura y autenticidad”.

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3. Romina Rolón

Romina Rolón es sommelier desde 2009, con un recorrido que abarca bodegas, hoteles, docencia y dirección de espacios gastronómicos. Hoy lidera Envinados, un wine bar donde ofrece formación, degustaciones y vinos orgánicos y biodinámicos - entérate más sobre estos vinos, acá - También, conduce un programa de streaming con figuras del mundo del vino.

Cree que hoy la figura del sommelier está más valorada gracias a la calidad profesional y la evolución del vino argentino. Sobre las tendencias, menciona vinos frescos, bajos en alcohol, con trazabilidad y fuerte sentido de origen. Apuesta por los vinos naturales y de baja intervención: “Son los vinos del futuro. Como la buena comida, no debería ser un privilegio, sino un derecho”.

Para Romina, ser sommelier es “transmitir herramientas que potencian el placer”. Y recuerda: “un vino que siempre está en mi memoria es un  Cabernet Franc del 2006 de Finca La Celia, lo probé en el último año de carrera. ¡Épico! Reconoce como gran desafío haber sido parte de una generación pionera en Mendoza, abriendo camino y demostrando el valor de este rol. Lo más gratificante: “amar lo que hago y que haya marcado mi rumbo de vida”.

Un recomendado: Criolla grande 2025, de Victoria Brond, parte del proyecto Guardianes de la naturaleza.

4. Camila Cerezo Pawlak

Camila es sommelier, nacida en Buenos Aires, con experiencia en distintos puntos del país. Hace algunos años se instaló en Mendoza, donde lidera el restaurante Ruda junto a su pareja, el chef Gastón Trama. Allí dirige el salón y la cava, con unas 120 etiquetas que reflejan diversidad y territorio.

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Su camino comenzó tras una charla reveladora con su hermano y se reafirmó con la motivación que encontró en la docencia en CAVE. Para Cami, una buena sommelier necesita empatía, escucha y saber acompañar, sin imponer. “Hoy observo una mayor valoración del rol del sommelier, incluso fuera de la sala, en la creación de cartas o capacitaciones”, destaca sobre la evolución de su profesión.

”Los vinos naturales siguen marcando tendencia en Argentina y el mundo. Creo que el concepto que sí está marcando un camino es el de cambiar “baja intervención” por “buena intervención”: con el cuidado de la uva y el medio ambiente, de los procesos, el buen entendimiento de las plantas y sus tiempos así como los cuidados en bodega. A su vez, y de a poco emergiendo cada vez más, los vinos de baja graduación alcohólica”, explica en la entrevista.

Un recomendado: Media Naranja, un Torrontés artesanal de producción pequeña, elaborado por Ramiro Decón y Felicitas Cattaneo en La Arboleda, “con una búsqueda clara y auténtica”. Acá te dejamos otros vinos naranjos que recomienda Camila.

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5. Guadalupe Rodríguez

Guadalupe Rodríguez forma parte del equipo de sommeliers de Assemblage Maison, el restaurante de Bodega Alta Vista. Su recorrido incluye trabajo en turismo enológico, una experiencia clave en Envinados junto a Romina Rolón, y un paso por Estados Unidos para perfeccionar su inglés. Hace nueve meses volvió al servicio en sala, decidida a reconectar con lo que más le apasiona: comunicar el vino desde la mesa.

Guadalupe viene del palo de la comunicación, sus primeras aproximaciones al mundo del vino fueron desde ese lugar: contar lo que hay, lo que está pasando. Por un artículo en el diario, se despertó su interés por la sommellerie y así llegó el estudio de la carrera. Lo que más la gratifica es trabajar con el placer, propio y del otro. Estar en los detalles para que la experiencia sea grata y se lleve algo de ella.

Sigue con entusiasmo la fuerza de los vinos orgánicos y biodinámicos, por su coherencia con un estilo de vida más consciente. También, nota un cambio claro en el consumidor argentino: más curioso, más dispuesto a salir de lo habitual. Entre los terroirs emergentes, destaca Trevelin, en Chubut: frío, diversidad y pequeños productores que están mostrando otro perfil del vino argentino.

Un recomendado: Finca Feliz Pileta del Año, un blend blanco que le encanta, y en su trabajo diario, Alta Vista Terroir Selection Cabernet Sauvignon 2022. Aunque aclara: “El mejor vino se comparte en familia o con amigas”.

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