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Carola Cinto
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Costa Rica: el destino del café, la pura vida y las calles sin nombres

Costa Rica es un país que tiene de todo: volcanes, playas paradisíacas y mucha cultura. Su gente y su forma de vivir son parte de su riqueza.

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Cuando se pisa por primera vez un lugar, hay algunas impresiones que entran como un disparo y que, con el paso de los días, pueden cambiar o reafirmarse. Probablemente la humedad sea la primera que percibe cualquier turista apenas baja del avión y pisa Costa Rica. La segunda, sin dudas, es la sonrisa de los locales que con un simple “Pura vida” atajan a los rostros nuevos que se cruzan en su camino. No hay persona que no termine una respuesta a una pregunta o corone un saludo con esa frase amable.

“La pura vida es compartir el tiempo con el otro. Cada vez que uno lo dice, las personas sonríen”, dice Bryan Espinoza, un joven de 28 años que supervisa el área de Experiencias del hotel Los Sueños Marriott Ocean & Golf Resort, un hotel ubicado en La Herradura, una playa sobre el Océano Pacífico.

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Y si bien quizás suene algo trillado o romantizado, lo cierto es que cuando se está de viaje el disfrute es impostergable y esa frase funciona como un resaltador de colores a ese estado de ánimo. Desde la cajera del supermercado, el chofer del transporte y hasta el mozo la tienen a mano para soltarla en cada diálogo.

Hay algo en los “ticos” y en su manera de estar que se vuelve un poco contagioso y que va mucho más allá de una simple frase o sonrisa. Con el paso de los días eso se traduce también en admirar la naturaleza, valorar cada momento y disfrutar de lo más simple como una taza de café a la mañana.

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Qué hacer en Costa Rica

En un país que sólo ocupa el 0,03% de la superficie terrestre, vive el 5% de la biodiversidad del mundo. Selvas, bosques, costas, volcanes forman parte de algunos de los paisajes que se pueden ver en Costa Rica.

“Estar acá es como una terapia. El color verde y los sonidos, sin dudas, relajan”, expresa Marvin Esquivel Arrieta, de 50 años, guía naturista o como se autodefine: “Alguien que sabe un poquito de cada cosa”. Hace 33 años que trabaja en Rainforest Adventure, el parque de aventuras del Parque Nacional Braulio Carrillo, una de las áreas protegidas más grandes de Costa Rica (más de 50 mil hectáreas). Tiene varios atractivos como canopy, senderos, mariposario y un teleférico que recorre a ritmo lento, con paradas programadas y desde arriba el bosque lluvioso que habita en el lugar.

Estar acá es como una terapia
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“Acá se disfruta, se aprende y se enseña y nos pagan por eso. Es mi segundo hogar”, agrega Esquivel Arrieta mientras el carrito abierto del teleférico avanza tranquilamente. Los ruidos guían el paseo. Las chicharras son la música de fondo, mientras que los arroyos se asoman. Pasan mariposas, pájaros y Marvin apunta con los dedos para cada lado. Nombra árboles, señala hojas, de vez en cuando hace silencio dando paso a todo lo que rodea ese pequeño carrito de metal que pasea a los turistas como espectadores de una película.

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¿Qué café se produce en Costa Rica?

“Cuando iba al kínder, me levantaba muy temprano y mi abuela me daba café para que tuviera energía. Yo he visto a bebés tomar café con pan mojadito. Nos encanta y nos fascina. Es algo cultural”, explica Maciel Elizondo, guía naturista especializada en Interpretación Ambiental, y agrega que también suele tomar una tacita antes de ir a dormir (algo que, asegura, no le altera el sueño para nada). Pero, entonces, la pregunta que flota en el aire es: ¿De dónde viene esa cultura cafetera?.

El café nos encanta y nos fascina. Es algo cultural
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Costa Rica Marriott Hacienda Belén

La historia del café en Costa Rica empieza en 1820 cuando los europeos lo traen desde Etiopía y lo introducen en el país. La producción empezó a crecer y llegó a ser el principal exportador del mundo. En ese momento, el Gobierno le daba una hectárea de tierra a cada familia para que hiciera su producción. Eso empezó por San José y, si uno hace un city tour, se pueden ver muchas casas antiguas que solían ser haciendas.

El Hotel Costa Rica Marriott Hacienda Belén funciona justamente en una antigua plantación de café y tabaco, a 5 minutos del  Aeropuerto Internacional Juan Santamaría. La primera construcción que se hizo en este lugar es una pequeña capilla que hoy todavía se conserva. La arquitectura es colonial e intenta recrear el espíritu de una hacienda colonial costarricense. Tiene el equilibrio justo entre un hotel 5 estrellas y un lugar donde la intimidad es lo más preciado. La propiedad, con su característica fachada amarilla, tiene 289 habitaciones, varios restaurantes y dos piletas coronadas por palmeras enormes.

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Costa Rica Marriott Hacienda Belén

A esa primera etapa de potencia económica, de grandes haciendas y de mucha bonanza de la mano del café, le siguieron otras etapas en las que el país fue perdiendo su lugar frente a la competencia de otros con más recursos (como Colombia y Brasil). Costa Rica dejó de ser uno de los principales vendedores del mundo (hoy no entra ni siquiera en el top 10 mundial) y priorizó la cantidad por encima de la calidad. Hoy su producción se enfoca en el café de especialidad, que es el que crece a más de 1.600 msnm.

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“Hoy 1 kg de café de Costa Rica vale mucho más que de otro origen. Nos hemos hecho especialistas en producir café de sabor y tono diferente. Un ejemplo es el café natural que se cosecha, se seca en un patio al sol y se procesa con cáscara y todo. El café se toma tal cual se cosecha”, agrega. Un cuarto de café de Turrialba, una de las siete regiones en las que se cosecha por encima de los 1.600 msnm, puede costar entre 20 y 25 dólares, que es lo que cuestan 2 kg en otros países.

Nos hemos hecho especialistas en producir café de sabor y tono diferente
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En esta nueva etapa entra la empresa cafetera más grande del mundo: Starbucks. En Costa Rica, más precisamente en Hacienda Alsacia, la marca trabaja haciendo investigaciones y desarrollos para asegurar el futuro sostenible del café. Se trata de un lugar de 240 hectáreas que alberga el único centro de visitantes de la marca en el mundo y donde tiene una de sus fincas en las que crea nuevas variedades de café por polinización cruzada o implementa mejoras en la producción.

"Toda esa información y esas nuevas variedades se comparten gratuitamente con los productores, sin importar si venden o no su café a Starbucks”, detalla Mauro Madrigal, guía del lugar que acompaña a los visitantes durante una hora y 20 minutos a recorrer toda la finca y a conocer cómo trabaja la marca.

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Dentro del predio hay un Centro de Apoyo donde se capacita y se acompaña a los productores locales sobre nuevas técnicas y donde se les dan de manera gratuita semillas de nuevos híbridos para que puedan implementarlos en sus fincas. Hoy en Costa Rica hay unos 25.500 productores de café en unas 85 mil hectáreas.

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¿En Costa Rica no hay direcciones?

Algo curioso que sucede en Costa Rica, y que quizás nos parece irreal para las personas que vivimos en otros países, es que ellos no usan direcciones. Si un amigo te invita a su casa o si tenés una fiesta en el departamento de un compañero de trabajo, probablemente te compartan indicaciones que siempre tienen uno (o varios) elementos visuales para que puedas llegar.

“Yo vivo en La Ribera. Si tuviéramos que dar la dirección yo les digo: 'Por el Polideportivo a mano derecha hay un rótulo que dice Almond, entran por esa calle y al fondo, van a encontrar una enredadera para que no se pierdan. Ahí es’”, explica Valezca Campos, salonera del hotel Los Sueños Marriott Ocean & Golf Resort.

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Alejandro Ariel Rodríguez

Y eso no sólo sucede en ciudades chicas o pueblos, sino también hasta en la propia capital. Si uno googlea un poco, se puede encontrar con titulares como: “Señalizan calles de San José, la ciudad donde se pierden los carteros”, “La capital de Costa Rica pone por fin nombre a las calles”. ¿La fecha de esas publicaciones? Septiembre de 2012.

“En Costa Rica tenemos, por así decirlo, una mala distribución de las calles. Porque si bien tenemos calles y avenidas designadas, no están debidamente rotuladas. Entonces el costarricense se acostumbró a la dirección por puntos visuales. Hay que tener en cuenta que, hasta hace algunos años, mucha población vivía en las partes rurales del país”, agrega Campos.

El costarricense se acostumbró a la dirección por puntos visuales
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Por ejemplo, si uno busca la dirección de Los Sueños Marriott en Google Maps, lo puede comprobar: “800 metros oeste de la entrada de Herradura”. No hay nombre de calle, ni numeración, solo indicaciones y eso que se trata de uno de los resorts de playa más importantes de la zona con 191 habitaciones y una experiencia exclusiva con 6 restaurantes, un campo de golf de 18 hoyos y uno de los atardeceres más lindos de todo el Pacífico.

El lugar tiene tres piscinas al aire libre, la posibilidad de hacer actividades en el mar como SUP o kayak y algunas excursiones como visitar Isla Tortuga, un lugar al que se llega desde el hotel a través de una navegación de una hora. Allí el agua es transparente, cálida y está todo preparado para el disfrute: desde la posibilidad de hacer snorkel y trekking hasta tirarse toda la tarde a disfrutar del ruido del mar en unas amplias reposeras y sombrillas.

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Para cerrar la idea de las no direcciones (y esta nota) hay una anécdota que lleva este sistema de indicaciones a un nivel de delirio. En un recorrido que realizamos junto al equipo de Experiencia de Huéspedes de ese mismo hotel, uno de sus miembros nos contó que una vecina de sus padres, que viven en un pueblo cerca de la capital, tuvo que ir al banco para avisar que las indicaciones para llegar a su hogar habían cambiado. ¿Cómo así? Una casa con tres vacas era una de sus referencias más claras, pero uno de los animales murió y la indicación “doblar en la casa de las tres vacas” perdió sentido. Por lo que tuvo que registrar ese evento para que el cartero, en caso de tener que llevarle una carta o una notificación, no perdiera el rumbo.

Los viajes tienen ese poder: el de hacernos conscientes que algo simple y rutinario puede ser distinto. Que una dirección puede contarse como una historia y que un saludo, “pura vida”, puede ser una manera especial de vivir.

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