Desde chico, Santiago Mayorga, ingeniero agrónomo y winemaker mendocino, sintió una conexión natural con la naturaleza, vínculo que luego se dio en la elaboración de vinos. Hijo de un ingeniero agrónomo, su relación con la tierra fue entre viñedos, caballos y largas jornadas bajo el sol mendocino, experiencia que le dio una mirada más sensible de la vida, una en la que el paisaje no solo se observa, sino que se interpreta. Hoy, Santiago forma parte de una generación contemporánea que busca comprender la identidad del vino desde su origen, con una visión integral y honesta.
Su recorrido lo llevó desde las primeras asesorías junto a su padre, hasta liderar equipos en bodegas clave para él, como Mendel; así construyó una forma de entender la enología en la que técnica, emoción y contexto dialogan. Este perfil busca ir más allá del nombre para revelar al hombre detrás de la etiqueta, explorar sus pasiones, decisiones y búsquedas, y entender cómo Santiago Mayorga transformó su oficio en una forma de compartir su mundo.

Quién es Santiago Mayorga, uno de los enólogos mendocinos más reconocidos
En el mundo del vino, hay trayectorias que se construyen con textos grandilocuentes y otras que se escriben con el trabajo constante. Santiago Mayorga eligió lo segundo. Ese hacer lo ubica hoy como uno de los enólogos más sólidos de Mendoza, con una mirada sensible sobre el vino, una comprensión honesta del paisaje y respeto por quienes lo acompañaron desde el inicio.
Desde muy joven estuvo vinculado al campo y a la naturaleza, lo que lo llevó a estudiar agronomía. Esa formación le brindó una base sólida para comprender la tierra y su potencial. Con el tiempo, ese interés se fue orientando hacia el mundo del vino, y decidió dedicar su carrera a esta actividad.

La práctica temprana en la finca, combinada con su formación académica, lo llevó a consolidar una visión técnica pero también humana del vino. Trabajó junto a referentes como Roberto de la Mota. “Fue una verdadera escuela. Aprendí a escuchar al terroir, a mirar la planta más que la fórmula, y a entender que el vino no es una receta, sino una interpretación”, explica.
El vino no es una receta, sino una interpretación
Santiago también se formó fuera del país. Su paso por California y Francia le permitió ampliar el horizonte y afinar el paladar. “No se trata de copiar modelos, sino de nutrirse de otras formas de mirar”, dice. Esa experiencia internacional se nota en su forma de trabajar: abierta, dialogante y curiosa.

Durante diez años, trabajó en Mendel abarcando varias áreas: desde la compra de insumos hasta la elaboración y venta del vino. Esa mirada total sobre el proceso lo marcó. En 2013, con poco más de 30 años, asumió como Jefe de Enología de Nieto Senetiner. Desde entonces, su nombre comenzó a aparecer en etiquetas reconocidas. Es uno de los fundadores de Cadus Wines: “Ahí pude dar rienda suelta a una búsqueda más experimental, sin perder el hilo de la precisión técnica que me caracteriza”, cuenta.
Cómo son los vinos del enólogo mendocino Santiago Mayorga
Santiago busca que sus vinos sean frescos, enérgicos y que quien lo tome, sienta fluidez. Prefiere los vinos con textura y buena acidez, los que invitan a seguir bebiendo. La concentración no lo define; la transparencia sí. Y si bien valora todos los estilos, se inclina por aquellos que transmiten el paisaje desde donde vienen.

El vino debe ser honesto y contar algo verdadero
La expresión del lugar, dice, es su principal motor. Para lograrla, la técnica debe estar al servicio del origen. Elegir la fecha de cosecha adecuada, no pasarse en la extracción, equilibrar el uso de madera. Habla del terroir en tres dimensiones: genética, clima y factor humano. Y reconoce que la autenticidad está en entender y respetar ese conjunto.
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"Cada botella es un pedacito de paisaje interpretado a tu manera. El vino debe ser honesto y contar algo verdadero", dice. Por eso, considera que la diversidad dentro de una misma bodega es posible solo si hay conexión con el origen. Y para sostenerlo en el tiempo, subraya la importancia del equipo: la humildad para aprender y el desafío constante que implica cada cosecha.

Santiago Mayorga más allá de la enología
Fuera del vino, hay otra parte que lo completa. Le gusta la montaña, los animales, los caballos y su vida con amigos. Hace más de diez años que cruza los Andes a caballo con un grupo de personas que ya son parte de su viaje. Allí no hay celular ni señal, esos días conecta con algo esencial de él y de la vida. También disfruta del tiempo con su familia, cocinar, ver películas, juntarse con amigos. La Patagonia es su lugar en el mundo, “esos paisajes me hacen sentir libre. Soy una persona a la que le gusta mucho la libertad: respirar aire puro, caminar, disfrutar de una vista amplia, perderme en lo que ven mis ojos”.
Los paisajes de la Patagonia me hacen sentir libre
Hoy, busca armonía entre lo profesional y lo personal, “cuando no estoy trabajando, me gusta mucho hacer actividad física. Caminar, trekking, ir a la montaña o andar a caballo”.
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Santiago Mayorga ya no corre detrás de todo, sino que elige con más claridad. El disfrute es una prioridad: en el trabajo, en la casa, con los suyos. Santiago se define como alegre, observador, alguien que escucha, que comparte, que se emociona con la música y encuentra en los viajes una fuente de inspiración. En definitiva, alguien que elige vivir como hace vino: con libertad, profundidad y respeto por el lugar en el que vive.