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Casa Mandinga
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La parrilla que convive con el mar y conquista con cortes fuera de lo común

Casa Mandinga abrió sus puertas en una casona histórica de Mar del Plata y hoy es un lugar ineludible para los amantes de la carne.

Carola Cinto
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Cuando se piensa gastronómicamente en una ciudad como Mar del Plata, es probable que lo primero que se venga a la mente sean los mariscos y los pescados. Al ser una ciudad con un acceso privilegiado a esta materia prima, es algo que suele sobreabundar en las cartas de los restaurantes.

Sin embargo, la oferta en la ciudad es mucho más que eso. Mandinga, una parrilla que nació hace más de 16 años en el polo gastronómico de Olavarría, es parte de ese universo gastronómico que hoy convive con el mar.

“Cuando nos propusimos armar algo diferente dijimos: la gente hoy viene a Mar del Plata a comer el fin de semana. Dejó de ser una ciudad estacional de verano”, explica Joaquín Beneito, uno de los dueños del lugar.

Mar del Plata dejó de ser una ciudad estacional de verano
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Cerca de Mar del Plata, además de la influencia del mar, hay otras dos actividades que son muy importantes: la frutihortícola de la zona de Sierra de los Padres y la ganadera del sudeste de la provincia de Buenos Aires.

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“El 70% de la producción de ganado angus se da en esa zona. Cuando hacemos zoom, es una de las regiones del país más importantes en cuanto a producción. Ese novillo pesado es el que yo quiero venderle y contarle a la gente. Explicarle que come pastizales, que se alimenta a grano, que es un producto que se exporta y que nosotros lo tenemos en Mar del Plata”, agrega.

Quiero explicarle a la gente que el producto que se exporta nosotros lo tenemos en Mar del Plata
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Casa Mandinga, una apuesta innovadora emplazada en un sitio histórico

Con el foco puesto en el producto y en el éxito de Mandinga, el grupo de socios decidió abrir un nuevo espacio: Casa Mandinga, que funciona en Villa Gainza Paz, una de las casonas históricas más conocidas de Mar del Plata.

“Post pandemia se generó la necesidad de ofrecer propuestas que incluyeran la posibilidad de comer afuera o de tomar el té en jardines. Ahí fue cuando surgió la oportunidad de intervenir casonas de patrimonio cultural con propuestas gastronómicas y nos convocaron. Nosotros teníamos el know how y decidimos armar una propuesta superadora”, detalla.

Nosotros teníamos el know how y decidimos armar una propuesta superadora
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La casona fue construida en 1930 y su primer dueño fue Alberto Gainza Paz, tercer director del diario La Prensa y nieto de su fundador, José C. Paz. El ejemplo de transformación de este espacio en uno gastronómico de Villa Gainza, es uno de varios que sucedieron en la ciudad en los últimos años.

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“Uno de nuestros pilares es la atmósfera que se genera por el hecho de estar en una casona del año 1900 en medio de un barrio residencial en Mar del Plata. Hacemos mucho hincapié en eso cuando contamos nuestra historia”, afirma.

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Cortes de carne innovadores y hornos Josper

A esa atmósfera, Casa Mandinga le suma otros detalles que aparecen en su carta. Lo que primero llama la atención es la posibilidad de probar algunos cortes que no suelen estar en todas las parrillas como ceja de ojo de bife, penca de vacío o rack de cordero. Todos se cocinan al Josper.

“Josper es una marca reconocida en Europa, las cocinas más importantes de allá tienen uno o más en su cocina, nosotros somos privilegiados en tenerlo en nuestra propuesta. Se trata de un horno a brasas  que combina una parrilla tradicional argentina con un horno convector por decirlo de alguna manera. Lo que se genera dentro de esta especie de caja de brasas es un clima ideal para la cocción. No sólo de carnes, sino de verduras, pescados, lo que quieras trabajar”, detalla.

Josper es una marca reconocida en Europa, las cocinas más importantes de allá tienen uno o más en su cocina, nosotros somos privilegiados en tenerlo en nuestra propuesta
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Con los ojos puestos siempre en los principales restaurantes de Europa e incluso de Mar del Plata, los dueños de Casa Mandinga no se querían quedar atrás y, por esto, decidieron sorprender y mutar de una parrilla tradicional a una más sofisticada. Para los que no quieran comer carne o deseen probar otras cosas, el restaurante también hace sus propios chacinados y solo trabaja con verduras de estación.

“Cuando la gente sale del lugar y se emociona, es cuando funciona. Tratamos de hacer que la experiencia genere eso”, finaliza.

En una ciudad tradicionalmente asociada con el mar, propuestas como Casa Mandinga demuestran que Mar del Plata tiene mucho más para ofrecer desde lo gastronómico. Apostando por el producto local, las técnicas de cocción y una experiencia que conjuga historia, arquitectura y sabores.

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