Invernadero
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Dónde salir en pareja

Barras íntimas, vinilos que bajan el pulso, cartas de vino que invitan a descubrir y cocinas que acompañan sin robar cámara: los spots porteños donde salir en pareja se disfruta de verdad, sin griterío ni poses.

Pilar Tapia
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Salir en pareja es un ritual: encontrarse, cortar con el ruido del día y sentarse a hablar con una copa que hace de puente. Y acá Buenos Aires juega fuerte. La ciudad tiene bares que no son “un lugar para tomar algo”, sino experiencias completas: listening bars donde la música se vuelve intimidad, wine bars que te invitan a descubrir etiquetas y charlar sin poses, speakeasies que elevan el plan con cócteles precisos y restaurantes-bar donde la cocina acompaña sin robar cámara. Son espacios pensados para reconectar: con el otro, con la noche y con uno mismo, sin griterío ni multitudes descontroladas. Si buscás spots con vibra, carácter y propuestas gastro que suman, acá tenés los mejores lugares para salir en pareja y disfrutar con calma, a tu ritmo.

1. Ultramarinos

Ultramarinos es la cita para quienes eligen el mar antes que la carne. La segunda casa del chef Maximiliano Rossi —recomendado en la Guía Michelin 2025— se esconde en el Barrio Chino como un refugio acuático donde el tiempo baja un cambio. La puerta gigante queda atrás y el bullicio del pasaje se apaga: piedra, madera y luces cálidas preparan la escena para una noche que se cocina a fuego bajo.

La cocina es un viaje: ostras, navajas, cholgas, pacú, surubí, lisa, bonito… todo trabajado con obsesión técnica y respeto por la pesca argentina. Hay dos modos de encarar la cita: ir de a poco, en clave tapeo (esa papa crocante con huevas de trucha o las anchoas de Hernán Viva con pan brioche son flechazos directos al corazón) o tirarse a la pileta con la barra y dejarse llevar por el equipo mientras ves cómo salen chipirones con sofrito de tinta, navajas en XO o pesca braseada.

La barra acompaña con cócteles filosos (probá el Umami Martini, un escándalo elegante) y una carta de vinos curada por Diana Mejías que no se pone enciclopédica, pero sí sabe sorprender. El salón está pensado para encuentros: mesas separadas, cocina abierta que suma sin invadir y una intimidad que te deja hablar, comer y compartir sin distracciones. Una cita para quienes disfrutan del mar en serio.

Dónde: Arribeños 1980, Barrio Chino, Belgrano.

2. Gris Gris

Gris Gris es la cita perfecta para quienes buscan intimidad sin esfuerzo. Inspirado en los jazz-kissa japoneses, este bar de escucha en Palermo arma un clima que no conseguís en ningún otro lado: luces bajas, vinilos seleccionados con obsesión (más de 400 en rotación) y un sonido hi-fi que envuelve sin aturdir. La barra acompaña con cócteles delicados y una selección de vinos naturales que invita a probar algo distinto sin ponerse técnico.

No es un bar para cenar, es un bar para conectar: te sentás, escuchás, brindás y la conversación se acomoda sola. Ideal para una primera cita donde la música haga de cómplice y no de ruido.

Dónde: Cabrera 5918, Palermo.

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3. Albur

Albur es la carta fuerte para una primera cita cuando querés impresionar sin caer en lo obvio. Ocupa el subsuelo del histórico teatro “El 35”, cerrado por más de 40 años y restaurado con obsesión por Raquel Rodrigo y el escenógrafo Alberto Negrín.

La ambientación es puro Golden Age: damero blanco y negro centenario, espejos biselados, textiles teñidos a mano y una acústica pensada para que cada mesa tenga su propio universo. La cocina del chef Adrián Aguilera juega con tradición y vanguardia (sabores reconocibles, técnicas modernas), pero el diferencial está en el formato concert: orquestas propias, dirección musical de Damián Mahler, coreografías de Gustavo Wons y momentos en los que el salón se convierte en escenario. Acá la cita no es solo cena: es relato, estética y un clima íntimo que te sube el pulso sin gritarlo. Un spot para quienes quieren que la noche tenga historia desde el minuto uno.

Dónde: Av. Callao 435, San Nicolás.

4. Sendero

Sendero es la cita que se vende sola: arrancás en modo fine-dining con vista al río y terminás bailando sin moverte de mesa. Inspirado en los listening bars y en los restaurantes festivos de Europa y EE. UU., el espacio juega con la luz cálida, la música curada y una ambientación sensorial que genera intimidad desde el primer minuto.

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La cocina va al grano: producto primero, ego cero. Ahí brillan el truchón patagónico, el lenguado con manteca de alcaparras, los taquitos de langostinos crocantes o los agnolottis de cabutia, más clásicos bien argentinos como la milanesa de bife de chorizo.

La barra hace su parte con cócteles frescos, equilibrados y una carta de vinos pensada para maridar sin vueltas, ideal para que la charla fluya. Y cuando la noche avanza, el clima se transforma en pista: gente linda, energía alta y cero necesidad de “¿y ahora a dónde vamos?”. Para una primera cita con ambición, acá jugás de local.

Dónde: Av. Costanera Rafael Obligado 6600, Costanera.

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5. Wino

Si buscás un lugar para una primera cita donde la conversación fluya sin necesidad de impostar nada, Wino es un gol. Acá el vino no es un accesorio: es el eje de la experiencia, curado por el sommelier Matías Iwao con más de 120 etiquetas y una sección de añadas históricas que va de 1975 a 2024.

El ambiente acompaña: sofás de terciopelo verde, una ánfora en el centro como tótem y una iluminación que te invita a bajar un cambio, pedir una copa y dejar que el plan se acomode solo. La cocina de Federico Gauna juega al tapeo inteligente (vegetales en primer plano, texturas, platos al centro) pensada para acompañar sin competir con el vino.

Entre flight semanales, copas Riedel específicas para cada variedad y un happy hour 2x1 de martes a viernes, Wino convierte la cita en un descubrimiento compartido: no hay poses, hay conexión. Ideal para un “nos vemos a tomar algo” que termine siendo noche memorable.

Dónde: Thames 1347, Palermo.

6. Victor Audio Bar

Victor Audio Bar es la primera cita que te hace sentir en Nueva York sin sacar el pasaporte. Un listening bar en pleno Palermo Soho donde lo clásico manda: cocina americana elegante (crudos, pollo frito, ojo de bife) firmada por Pedro Peña y Germán Sitz (la dupla detrás de Niño Gordo) y una coctelería de culto al Martini a cargo del equipo de Tres Monos, hoy entre los mejores bares del mundo. Inspirado en RCA Victor, el espacio late en clave analógica: vinilos, cabina de DJ al lado de la barra, acústica diseñada a medida y hasta una rockola que se maneja con auriculares para que cada uno elija su soundtrack.

La estética mid-century, maderas nobles y luz cálida bajan el ritmo y suben el charme. Si buscás una cita con personalidad, música que acompaña y un bar que entiende el romance del Martini, Victor es ese spot en el que te sentís parte de la película desde que entrás.

Dónde: Soler 5130, Palermo.

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7. Invernadero

Invernadero queda a pasos de la Biblioteca Nacional y es el templo porteño del gin tirado: fresco, perfumado y servido directo de los tanques, sin vueltas. La vibra es relajada, con mesas al aire libre y un tapeo que acompaña en serio: milanesa de hongos con alioli y hierbas, chicharrón de mollejas con puré de maíz y miso, bok choy salteado, y otras opciones pensadas para compartir. Si te copa el plan de gin tonics bien hechos, buena música y un ambiente cool donde la charla fluye sola, este es el punto para ir en pareja y quedarse un rato largo.

Dónde: Agüero 2502, Recoleta.

8. Overo bar

Overo Bar es el bar de vinos que te hace sentir en casa sin perder el encanto. Con una terraza que enamora (luces suaves, mesas bien puestas y esa brisa de Palermo que te baja un cambio), es el spot ideal para ir en pareja y desconectar.

La selección de etiquetas es impecable: pequeños productores, rarezas y copas que invitan a conversar sin ponerse enciclopédico. Podés arrancar con charcutería y quesos, seguir con algún sándwich o una propuesta más contundente, pero la clave está en dejarse guiar por el equipo: saben leer el ánimo de la mesa y siempre recomiendan algo que sorprende. Si buscan una noche tranquila, buena copa y charla sin interrupciones, Overo es el plan.

Dónde: Nicaragua 4583, Palermo.

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9. Florería Atlántico

Florería Atlántico no es solo un bar escondido: es una institución porteña. Creación de Renato “Tato” Giovannoni, figura clave de la coctelería mundial, hoy ocupa un lugar de elite en el mapa global y fue elegido Mejor Bar de Sudamérica en The World’s 50 Best Bars 2023.

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La experiencia empieza antes de entrar: atravesás una florería y bajás a un subsuelo que vibra como un club europeo, con barra kilométrica, cartas que cuentan historias de inmigrantes y tragos que mezclan producto local con guiños culturales. La iluminación tenue, la música medida y el concepto de “refugio portuario” le dan una intimidad perfecta para una primera cita: hay magia, hay relato y hay un clima que te acompaña a charlar sin incomodar. Ideal para sorprender sin fallar.

Dónde: Arroyo 872, Retiro.

10. CoChinChina

CoChinChina tiene todo lo que uno busca para esa noche especial: ambientación que no pasa desapercibida, buena charla sin que te sientas en un boliche, y tragos de autor que levantan el plan. Con el sello de Inés de los Santos, una de las referentes de la coctelería argentina, CoChinChina se consolida como uno de los mejores bares de cócteles de la ciudad: su barra fue reconocida internacionalmente entre las mejores del mundo. 

La decoración juega también a favor: mezcla estética franco-vietnamita, luz tenue, murales y rincones especiales que invitan a encontrarse y a relajarse. Y lo más importante: los tragos cuentan historias, con procesos innovadores que arrancan conversación (y no solo “¿qué tomás?”). 

Dónde: Armenia 1540, Palermo.

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11. Doppelgänger Bar

Doppelgänger es ley en San Telmo: una barra que no se achica y un templo para quienes quieren explorar en serio. Su carta supera los 100 cócteles, desde clásicos impecables hasta creaciones propias que desafían el paladar, siempre con una ejecución quirúrgica. La ambientación es íntima, con luz baja y estética old school que invita a quedarse largas horas en pareja: uno prueba, el otro elige, y la noche avanza entre copas. La cocina acompaña con platos pensados para compartir y sostener el plan —nada de snacks al paso—. Si buscan una cita donde el protagonista sea el ritual de la barra, Doppelgänger es parada obligatoria.

Dónde: Av. Juan de Garay 500, San Telmo.

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