¿Aún queda contracultura más allá de la pose indie? ¿Todavía existen personas con ganas de escuchar música fuera de los temas que son tendencia en TikTok o aquellos que aparecen en el Top 50? ¿Quiénes son y dónde están? En el Music Wins Festival.
El domingo 2 de noviembre se celebró en Mandarine Park una nueva edición del festival indie con una premisa clara: priorizar una curaduría musical excepcional y apostar por el sonido antes que por el hype. Me propuse responder la pregunta: el perfil indie, hipster o alternativo, salvando las diferencias entre cada etiqueta, ¿es solo una pose o aún existe una búsqueda por lo auténtico?
La jornada arrancó con un sol arrasador. A la sombra de los árboles del Time Out Garden, el hotspot gastronómico del Music Wins Festival, empecé a conversar con algunos asistentes: Jorge tiene 54 años, es mendocino, vino específicamente por el Music Wins y encarna el espíritu del festival: la música está por encima de todo. “Mientras haya cultura, siempre va a haber contracultura. Lo que nos gusta existe porque otros invierten en cosas comerciales, y eso hace posible que nosotros disfrutemos lo que queremos escuchar. Yo soy hijo de Bowie y de todo lo que viene de Inglaterra y del lado de Bowie, o de los noventa reinterpretado por el brit pop”. Viaja a Madrid, Buenos Aires o Barcelona siempre que el headliner sea uno de los artistas cuyos discos colecciona desde los ocho años. Esta vez su viaje a Buenos Aires, lo motivó Bobby Gillespie.
En tiempos en los que salir exige comparativas, reseñas, checklists y un presupuesto que no siempre acompaña, todavía existen valientes: los que llegan sin tanto análisis, listos para dejarse sorprender.
También te puede interesar: Entrevista exclusiva con Bobby Gillespie, líder de Primal Scream
Lucas y Cintia tienen 35 años, son brasileros y hace dos años viven en Buenos Aires. Aunque suena trillado, aseguran escuchar “de todo”. En su Spotify Wrapped aparecen mayormente bandas de Brasil, así que desde que llegaron buscan descubrir música local fuera del circuito mainstream. “La primera vez que vinimos, el festival nos encantó. Trae bandas nuevas que no conocemos, especialmente de acá, y eso me gusta”, dice Lucas, que también está esperando los shows de Tash Sultana y Primal Scream.
La estética de lo independiente hoy
La gráfica del Music Wins, colores saturados y un toque flower power, parece llevarnos a una nostalgia psicodélica de festivales de épocas revolucionarias. Esa vibra también estaba en el público.
En esta edición 2025, la más convocante hasta ahora, la diversidad era total: distintas edades, estilos y perfiles coexistiendo. La vibra alternativa se veía en looks relajados, inesperados y fashionistas. Un único denominador común: en Music Wins no hay uniformes.
Pero una identidad alternativa no se define solo por lo que lleva puesto: “La chica alternativa de menos de 30 de hoy es distinta. Yo tengo casi 40 y éramos muy diferentes. No había tote bags; había música real. Mucho de estar presentes, conectar con la banda, aprender de la banda”, dice una de las asistentes al festival.
Los verdaderos rockstars hacen sus propias reglas
Mabel es DJ y en el Music Wins tocó un set junto a Chita. Antes de salir al escenario, conversamos. “Para mí, ser alternativa es mirar la vida desde otro lugar. Trato de ser auténtica. Quizás no debería ser alternativo vivir así, pero lo es. Hay un pánico general a encontrarse con lo profundo de uno. Yo trato de estar conectada con eso.”
El dúo Camionero, que también formó parte del line up, reafirma que para ser músico no hay un camino lineal. “Soy alternativo en la forma de ver la vida, en la forma de encarar la industria musical, en ser independientes. No tenemos a nadie que nos diga cuándo tenemos que grabar, qué tenemos que grabar, dónde tocar. En eso vamos en contra de la corriente del común de la masa del mainstream y de lo que muchas bandas del under piensan que tienen que conseguir en base a sellos y a cosas que para nosotros no son parámetros”, afirma Santiago Luis.
“Somos alternativos en lo que es la industria porque nuestra manera de enfocar el rumbo de nuestra carrera artística no tiene que ver con el éxito de llenar cosas, sino con acomodar nuestra forma de vida a nuestro proyecto musical. En ese sentido vamos un poco en contra del librito de las reglas que están establecidas”, agrega Joan Manuel Pardo, el guitarrista y vocalista del dúo.
Massive Attack: la estocada final
Al caer la noche pasé a comer algo y descansar en el Time Out Garde con un sanguchito de Tita la Vedette y me fui a ver al headliner. Massive Attack era el gran esperado por gran parte de la gente con la que había charlado a lo largo del día, pero para mi ese nombre aun no significaba nada. Hasta que los vi.
Se apagaron las luces y ese breve momento de silencio y euforia se quebró con preguntas que avivaron la expectativa. “Can i know?” “Is choice real?” “Do i matter?” “Am i real?”.
Con una estética al estilo Matrix la banda nos invitó mediante estas preguntas escritas en las pantallas a salir de la automatización en la que habitamos todos los días y poner la cabeza un poco más allá de lo inmediato.
En el escenario el sonido era hipnótico, pero lo que terminaba de dar un efecto impactante eran las imágenes de las que iban acompañadas algunas canciones. Naturaleza, guerras, ciudades y eventos masivos que al ritmo del trip hop, o este hip hop experimental nos recuerda que ser alternativo es una manera de ver el mundo y de hacer arte con eso.
