Los mejores lugares para comer al aire libre bajo el cielo porteño

Desde lo alto del edificio OLA Palermo, SOMMA, una de las más recientes aperturas gastronómicas de la ciudad, ofrece una perspectiva única de Buenos Aires. La propuesta se despliega en 470 m2 que integran un amplio salón, barra de sushi, sala VIP y dos terrazas conectadas por ascensor privado. Arte, diseño y gastronomía conviven en un espacio que se abre a la ciudad desde todos sus ángulos. Las vistas al Rosedal, el Hipódromo y el Campo Argentino de Polo lo convierten en uno de los escenarios más impactantes del verano porteño.

SOMMA propone noches que empiezan con el atardecer y siguen con música bajo las estrellas. La carta ofrece platos como espárragos con morcilla vasca y sriracha, mollejas laqueadas con puré de coliflor y rolls como el Boniato Honey. Y la coctelería destaca con propuestas como Hey, Pachuco o The Wonka, ideales para brindar mientras la ciudad brilla abajo.

El dato: conceptualizado por parte del equipo fundador de Presidente Bar, la terraza ofrece vistas 360º de la ciudad de Buenos Aires.

Dónde: Av. Dorrego 3550.

En el piso 13 del Hotel Grand Brizo, Cielo Sky Bar es una de las terrazas más buscadas para ver Buenos Aires desde las alturas. El Obelisco parece estar al alcance de la mano y las vistas se llevan todo el protagonismo. De martes a sábado desde las 18 h, el ambiente combina música, cielo abierto y un clima relajado, mientras la barra reinterpreta clásicos con botánicos, especias y frutas frescas, acompañados por una cocina pensada para potenciar la propuesta.

En las noches de verano, pocas postales compiten con este rincón porteño que eleva cualquier salida bajo el cielo de la ciudad. Entre DJs, bandas en vivo y la 9 de Julio iluminada abajo, la altura suma ese plus que transforma el after office y las cenas en una experiencia distinta.

El dato: las tapas de autor son un highlight de Cielo Sky Bar, pensados para maridar a la perfección con los tragos y el espíritu del rooftop.

Dónde: Cerrito 180.

En una casona de principios de 1900 (hoy Museo Evita) se encuentra el Museo Evita Restaurant, un imperdible de Palermo. Rodeado de verde y pisos de mosaico, sus mesitas invitan a quedarse sin apuro. En el centro, el emblemático Palo Borracho domina el patio, mientras luces colgantes crean el ambiente perfecto para brunchs, almuerzos o cenas bajo el cielo porteño.

La carta se inspira en las tradiciones de los inmigrantes españoles e italianos que dejaron huella en la gastronomía local. Incluye pastas y panes caseros, pastelería propia, medialunas recién hechas, pescados frescos y cortes clásicos. El salón interior restaurado y el patio forman el combo perfecto para eventos y celebraciones.

El dato: ofrecen menú ejecutivo a un precio muy conveniente. También, opciones sin TACC.

Dónde: Juan María Gutiérrez 3926.

Ubicado en un ex taller de locomotoras, Las Flores combina cocina plant-based, pastelería sin gluten y un entorno donde las plantas son las protagonistas. Antes de llegar al salón, el  invernadero diseñado por botánicos y paisajistas, con 600 plantas nativas de 40 especies anticipa la experiencia. El proyecto une ciencia y gastronomía: biólogos y cocineros trabajan juntos en un laboratorio propio para desarrollar harinas alternativas, explorar flora comestible y diseñar una carta estacional.

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De día funciona como café de especialidad y pastelería. Por la noche, el menú se transforma con platitos, principales y postres como panna cotta caramelizada o degustación de bombones. Con sus mesas bajo los árboles y su interior con vista a la cocina, Las Flores se convirtió en una parada obligada para quienes buscan lugares para comer al aire libre.

El dato: la carta es libre de gluten, e incluye una amplia carta de vinos y espumantes.

Dónde: Gorriti 5870.

En Mostrador Santa Teresita, comer con el río de frente no es un plus: es el plan completo. Las mesas de la terraza se acomodan a pocos pasos del agua y la brisa del paseo costero acompaña cada bocado, convirtiéndolo en un restaurante ideal para desayunos, almuerzos, meriendas o cenas. En el interior, un salón amplio y luminoso enmarca el paisaje con ventanales enormes; afuera, el cielo y el río se llevan todas las miradas.

El menú sigue la lógica del mostrador: platos coloridos, combinaciones libres y la opción de armar hasta tres preparaciones sobre una proteína. A eso se suman los especiales a la carta (como el tiradito de pesca blanca o los ravioles de burrata) que mantienen el nivel con propuestas frescas, variadas y siempre bien logradas.

El dato: ofrecen una barra de coctelería y una cuidada selección de vinos para acompañar la experiencia.

Dónde: Juan Bautista Alberdi 25.

En el corazón de Devoto, Secuaz se consolida como el lugar perfecto para cenas y after office con música en vivo. Su menú es amplio y diverso: entradas como empanadas y buñuelos, y platos principales como risottos, ojo de bife y ribs. La terraza siempre está lista para disfrutar brunchs, almuerzos, tardes o noches al aire libre.

Además, la barra de cócteles de autor se luce con propuestas que sorprenden, acompañada de una selección de vinos. Día o noche, en Secuaz cada momento se transforma en una experiencia completa.

El dato: el menú incluye opciones vegetarianas, veganas y sin TACC.

Dónde: Pedro Morán 3782.

En Puerto Madero, Ambrosía trae la cocina del sur de Italia. La familia Gentile, originaria de Calabria, sostiene el lugar con la naturalidad de quien vive entre dos mundos: hablan italiano en el salón y replican los sabores que conocen de siempre. Platos emblemáticos como los espaguetis en cesta de parmesano o la carbonara hecha con guanciale y pecorino se convirtieron en su marca distintiva.

Entre la vista privilegiada al río y el clima relajado del salón, la experiencia se siente más como comer en la casa de una nonna que en un restaurante de Puerto Madero. El ambiente respira ese espíritu familiar con naturalidad: cálido, ruidoso y lleno de vida.

El dato: todas las pastas están hechas al dente y podés disfrutar de un café verdaderamente italiano.

Dónde: Pierina Dealessi 1320.

​​En el Palacio Duhau – Park Hyatt Buenos Aires, Gioia Cocina Botánica redefine el lujo contemporáneo con una cocina 100% basada en plantas. Presenta una propuesta botánica que combina fermentaciones, encurtidos y técnicas modernas para transformar vegetales, hongos y legumbres en platos de sabores complejos y elegantes. La carta y el menú degustación cambian según estación y productores.

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Su terraza, una de las más top de Recoleta, ofrece increíbles vistas a los jardines del Palacio y convierte cada comida en una experiencia relajada al aire libre. Es el primer Hyatt del mundo en adoptar una propuesta vegana integral, un apuesta que lo consolida como referente regional. Gioia mezcla creatividad, sostenibilidad y buena vibra, convirtiéndose en un espacio único de la ciudad.

El dato: Gioia es parte de la prestigiosa Guía Michelin y su cocina siempre sorprende.

Dónde: Posadas 1350.

En una casona histórica que perteneció a Leandro N. Alem, Chill Garden es uno de los jardines secretos más lindos de Caballito: más de 120 plantas, una pérgola acogedora y ese clima de oasis urbano que hace olvidar la ciudad. El proyecto rescata el patrimonio de la casa y lo convierte en un refugio verde ideal para largas charlas o tardes de verano a la sombra.

La propuesta gastronómica se acompaña con brunchs muy populares, platos caseros con toques modernos y opciones para todos los gustos, incluidas alternativas vegetarianas y sin TACC. Entre los imperdibles destaca la milanesa con sorrentinos, un hit que ya es sello de la casa. También suma una cava para 2.500 botellas que puede reservarse para catas o encuentros privados. Con su mezcla de historia, naturaleza y vibra relajada, Chill Garden se consolida como uno de los mejores spots del barrio para comer al aire libre todo el año.

El dato: es pet-friendly, así que las mascotas son también parte del plan.

Dónde: Pujol 935.

La sede de Ninina en El Solar Shopping combina un espacio amplio y luminoso con dos terrazas llenas de verde que funcionan como un verdadero respiro urbano. En los días cálidos, las mesas al aire libre se convierten en el mejor lugar: sombra, aire que circula y un ambiente relajado donde todo parece desacelerar. La propuesta mantiene el sello de la marca: pastelería artesanal hecha cada día, con tortas favoritas como Amadeus y Lola Mora.

También, hay opciones saladas para acompañar y bebidas naturales preparadas al momento, ideales para el verano. A esto se suma su café de especialidad (tostado por ellos mismos) y una ambientación cálida que dialoga perfecto con el exterior verde. La sede de Ninina en El Solar se consolida como uno de los mejores planes para quienes disfrutan de comer al aire libre en la ciudad.

El dato: en 2025 recibió un reconocimiento mundial al ubicarse en el puesto #64 del ranking The World’s 100 Best Coffee Shops, #1 de Buenos Aires y #8 de Sudamérica.

Dónde: El Solar Shopping, Av. Luis María Campos 901.

En pleno centro porteño, Trade Sky Bar reinventa las tardes y noches desde lo alto del histórico edificio Comega. Luz tenue, música curada y un servicio atento construyen un clima elegante pero relajado, ideal para brindar con la ciudad desplegada a los pies. A 88 metros de altura y distribuido en tres niveles, regala una de las vistas más impactantes de Buenos Aires.

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Cada temporada suma cócteles nuevos, creados con precisión y un toque lúdico. En la cocina, los platos salen listos para compartir: tapas, charcutería artesanal, sushi, mariscos y guiños porteños que dialogan con sabores internacionales.

El Dato: Podés disfrutar de su vista panorámica que se extiende desde el Río de la Plata hasta el Obelisco, de lunes a domingo, entre las 18 y la 1 h.

Dónde: Av. Corrientes 222.

El Palacio Barolo fue diseñado por Mario Palanti como un homenaje a La Divina Comedia, con cada piso, bóveda y detalle simbólico reflejando Infierno, Purgatorio y Cielo. Subir al piso 16 es entrar en el Paraíso, el espacio donde se encuentra el rooftop Salón 1923. El rooftop recupera el espíritu Art Déco del Barolo y lo combina con una puesta en escena inspirada en los años 20, desde la ambientación hasta la música.

Hay dos terrazas al aire libre que marcan el pulso del lugar. Hacia el este, el Terrazzo Obelisco; hacia el oeste, el Terrazzo Congreso, perfecto para ver caer el sol detrás de la ciudad. Adentro, el Spazio Interiore continúa la estética de época y funciona como refugio íntimo para disfrutar de tapeos y coctelería. Entre su simbolismo, la mística literaria y la vista de Avenida de Mayo, Salón 1923 es un rooftop histórico donde Buenos Aires se siente más mágica y cercana al cielo.

El dato: la coctelería mezcla clásicos y creaciones de autor, con propuestas que cambian cada mes, como el popular “Dante Infierno”.

Dónde: Avenida de mayo 1370.